⏳ TREINTA Y NUEVE⏳

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Era un domingo precioso.

Jimin respiró profundamente, maravillado con lo precioso del clima ese día. De pronto su mal humor desapareció, pareció haber sido barrido de su alma de la misma forma en que las gruesas gotas de lluvia barrían el maquillaje de las chicas que caminaban de prisa por la banqueta corriendo a resguardarse del impetuoso clima.

El cielo estaba de un fuerte color grisoso. Nubes espesas y negras cubrían cada centímetro por todo el horizonte y Jimin no podía sentirse más satisfecho al ver la rabieta de Lee Sooni al quejarse de que su liso cabello estaba sufriendo los estragos de la humedad otorgada por el bendito clima.

Jimin nunca amó más el clima lluvioso como ese día.

—La señorita Lee lleva media hora quejándose del clima y su cabello —Jimin sonrió suave ante el comentario sin malas intenciones de Nina—. Suena como mi hermana pequeña cuando no quieren darle su caramelo.

—No sabía que tenías una hermana pequeña —dijo el pelinaranja desviando unos segundos su atención de Lee Sooni para prestar atención a su amiga.

—No hablo mucho de mi, jefe. Ya lo sabes.

—Cierto —asintió Jimin.

—¿Ya sabes que vas a ponerte para ir a la inauguración del casino?

Jimin suspiró regresando su vista hasta el cuerpo de Sooni. Tenía la decisión tomada, pero eso no quitaba ni un gramo de nerviosismo de su ser.

—No sé todavía. ¿Qué debería ponerme? Supongo que es algo casual, ¿no?

—Usa algo con lo que vayas muy guapo. No debe ser difícil —dijo con seguridad—, eres Park Jimin, o sea sinónimo de guapura y galantería.

—Gracias por el halago.

—Súbeme el sueldo si quieres más de dónde vino ese —dijo con diversión mientras se alejaba de la recepción en busca de un apapacho de su novio que laboraba en la cocina.

Jimin suspiró de nuevo. Faltaban alrededor de dos horas para que la ceremonia de inauguración diera inicio y él no tenía ni idea de que debía ponerse. Aún estaba dudando de su decisión. Podía simplemente aparecerse por ahí haciendo como que todo era una casualidad y tratar de hablar con Yoongi. Pero sabía que el pelinegro era muy astuto como para caer en su mentira y no deseaba quedar como un tonto frente a Min.

No había visto señales de Yoongi ni de Hoseok por la villa. Ninguno se había aparecido por esos lados y de alguna forma se lo esperaba. Yoongi consiguió lo que tanto deseaba, que era hablar con él sobre el pasado, y ya no tenía ningún asunto pendiente.

—¿Estás más tranquilo? —era Taehyung que entraba a la recepción con calma, buscando un poco del chocolate caliente que Jimin tenía olvidado sobre el mueble de madera—. Ya es hora de que vayas a prepararte.

—Si —respondió Jimin automáticamente—, estaba por irme ya, solo espero a que regrese Nina.

—Ya volví —canturreó ella con alegría yendo hasta Jimin para ocupar su lugar—. Puedes irte tranquilo, jefe. Tu villa está en buenas manos.

—Lo sé, estoy tranquilo por eso —le aseguró Jimin con una sonrisa, regalándole una palmada en la espalda.

—¡Adiós, jefe! ¡Ponte muy guapo!

Jimin y Taehyung salieron del lugar envueltos en risas que provocaba la espontaneidad de Nina.

—Es todo un caso esa chica —dijo Tae.

—No pude haber tomado mejor decisión que hacer caso a tu sugerencia de contratar a alguien que me ayudara con la villa —aseguró Jimin con especial seguridad. Estaba agradecido de tener a Nina cerca porque era de esas personas que inyectaba alegría a su vida de forma natural.

Llegaron a la puerta de Jimin y ambos entraron. Chocho llegó a saludarles con un maullido haciendo a Tae tomarlo en brazos. El minino ronroneó ante las caricias del mejor amigo de su dueño y Taehyung sonrió mientras le acariciaba entre las orejas.

—Chocho precioso, ven a comer —gritó Jimin desde la cocina. El gato salió disparado del regazo de Tae llegando hasta la cocina en medio de maullidos escandalosos.

—¿Desde cuándo no lo alimentabas, mal padre? —le regañó el otro cuando vio la exagerada reacción del gato.

—Es un exagerado —dijo el pelinaranja riendo—, desayunamos juntos casi a las 10. Solo está haciéndome quedar mal frente a ti, es su especialidad.

—Te creeré ésta vez pero a la próxima te denunciaré con una asociación animal.

—Entendido y anotado, patrón —hizo una imitación de saludo militar haciendo reír a Tae.

—Que bien se siente ser el jefe, deberías dejarme la villa y tomarte unas vacaciones de diez años.

—Suena tentador, lo pensaré y luego te doy mi respuesta.

Ambos se dirigieron a la habitación de Jimin. Tae se dirigió al armario y sacó toda prenda que pudiera servir para armas un outfit de muerte dirigido únicamente a una persona en especial. Pocos segundos después, la cama estaba forrada de ropa, dejando apenas la silueta de Jimin visible entre tanta tela.

—¿No sientes que estás exagerando un poquito? —Jimin vio todo a su alrededor y se levantó de la cama para observar mejor—. No voy a un desfile de modas, Tae.

—Claro que no —respondió él con obviedad—, vas a algo aún mejor. Tienes que llamar la atención de todos, y de un tonto en especial.

—No voy a llamar la…

—Shhh, calla mi vida, estoy trabajando —Jimin lo vio tomando prendas y acomodarlas sobre la cama dejando debajo más prendas que iba descartando.

—Quiero ir con algo sencillo pero bonito, no me quieras poner algo extravagante.

—Claro que no, mi cielo, lo extravagante es lo mío. Tu irás con algo elegante que diga “mira lo que te has perdido todo este tiempo, Yoongi imbécil.

—No, a ver Tae estás llevando esto por un rumbo totalmente equivocado —se quejó el pelinaranja—. No voy con esa idea a esa inauguración, solo quiero…

—… si, si ya lo sé, Jimin. Es una bromita,  no te lo tomes tan a pecho, mi vida.

—Me dan miedo tus ideas locas. Y que estés pensando cosas que no son.

—Yo no pienso nada, mi cielo.

—Conozco esa mirada —le recriminó Jimin. El otro fingió no saber de qué hablaba volteando su rostro lejos de los ojos escrutadores de su amigo—, sé lo que estás imaginando en los adentros de tu cerebro inestable.

—Oye, no soy inestable, soy imaginativo —se defendió Taehyung —. Además, yo solo hablo por lo que observo. Puedes engañar a cualquiera que no te conozca, pero no a mí. Sé lo que llevas escondiendo debajo de esa capa de indiferencia, pero haré como que vivo en la ignorancia.

Jimin cerró los ojos soltando un bufido de inconformidad. A Tae le era fácil leerlo por todo el tiempo juntos, pero esperaba no ser tan legible para Yoongi.

—Como sea, no estés pensando cosas que no van a suceder —tomó un conjunto de ropa yendo directo hacia el baño.

—Ajá, si. Cómo tú digas —susurró Taehyung siendo imposible para Jimin el oírlo.

Justo faltando 15 minutos, Jimin y Taehyung se dirigían a la dirección acordada. Habían optado por ir en la camioneta de Jimin aunque el lugar era realmente cerca pues según Tae, no era buena idea llegar caminando siendo que era un colega directo de la empresaria.

La camioneta se detuvo frente al lugar y después de entregar las llaves al valet parking, Jimin junto a su amigo se dirigieron a la puerta.

—Wow, todo esto se ve realmente impresionante —alabó Taehyung observando las enormes puertas de cristal.

—Y caro —concluyó Jimin.

—Debió costar una fortuna.

—Su padre tiene la manera de consentirle los caprichos, es su especialidad.

—Vaya, necesito un papá de esos.

—Serías un ser despreciable —el pelinaranja arrugó la nariz en un gesto despectivo mientras negaba—, no lo necesitas.

—Hay mucha gente —observó Kim. De pronto se le antojó irse de ahí a algún lugar que no estuviera tan concurrido.

Jimin observó en la misma dirección que su amigo y compartió su opinión. Era mucha gente y él no estaba ya tan seguro de querer entrar.

—Oye, Tae…

—Dime —estaban ambos frente a la puerta, con las manos dentro de las bolsas de sus pantalones observando a la lejanía.

—Ya no estoy seguro de querer que me acompañes.

—¿Qué?

—No me mal interpretes —explicó Jimin—, es que no quiero que nadie sea testigo de lo que pase. Quiero guardar para mí la reacción de Yoongi por si su reacción inmediata es darme un golpe o algo similar.

—Hablas como si fueras a declararte por primera vez, y es curioso que lleves una semana diciéndome que no tienes intenciones amorosas con él y digas esto justo en este momento.

El pelinaranja rodó los ojos por enésima vez en el día. Su amigo era demasiado insistente con ese tema que ya lo estaba haciendo dudar.

—Deja de decir eso, solo necesito hablar con él y sacarme de encima todas esas dudas que en algún momento surgieron en mi.

—Bien. Haré como que te creo y te facilitaré todo esto siendo yo el que decide irse por ahí, hay demasiada gente aquí y mi capacidad sociable se agotó ayer —dicho eso último se acercó a Jimin a dejarle un beso en la frente siendo tan rudo como siempre, sujetando la anaranjada cabellera con ambas manos.

—Bien, ve con cuidado.

—Si, mamá —fue la respuesta de Taehyung a unos pasos de su amigo. Jimin le observó caminar entre la gente, perdiéndolo de vista cuando giró su rostro a ver el interior del lujoso recinto.

—Okay —respiró profundamente—, esto es fácil para mí —alisó las arrugas inexistentes de su camisa blanca y se adentró al lugar con paso seguro.


Yoongi caminaba al lado de Sooni con una falsa sonrisa que todos parecían creerle

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Yoongi caminaba al lado de Sooni con una falsa sonrisa que todos parecían creerle. La noche apenas empezaba y ya estaba con un enorme dolor de cabeza que se hacía más fuerte al sentir las manos de la mujer sujetando su brazo como si fueran verdaderos amigos. La risa de ella le taladraba la cabeza y el apretar las manos de los invitados al oír sus halagos le estaba resultando fastidioso.

Nunca antes había deseado con tanta fuerza correr lejos de un lugar.

—Yoongi, un gusto verte de nuevo —Min correspondió el saludo por mera educación y por evitar las habladurías que seguramente se desatarían al evitar el saludo del padre de su socia. El hombre apretó su mano y rápidamente Yoongi tomó su distancia.

—Claro.

—Hicieron un gran trabajo —alagó el hombre viendo orgulloso como los brazos de su hija se entrelazaban con los de quién él creía era el prospecto perfecto para su pequeña reina—, todos están encantados con el lugar. Será un éxito, estoy seguro.

—Somos la pareja perfecta para los negocios, ¿verdad, papá?

La risa de Sooni y el gesto de superioridad de su padre hacían a Yoongi estar al límite de su raciocinio. Su mandíbula ya estaba adolorida por la presión entre su dentadura y estaba seguro que no iba a soportar mucho tiempo teniéndola a ella pegada como una garrapata. Necesitaba que Hoseok se diera prisa para poder librarse de ella un momento, pero a mala hora a su amigo se le hacía tarde debido al tráfico. 

—Son la pareja perfecta —apoyó el hombre. Sooni se abrazó más a las extremidades de Yoongi y fue ese su punto máximo.

—Necesito un trago —se excusó. Se alejó de Lee Sooni y caminó hacia cualquier lugar lejos de ella y su padre.

Al otro extremo estaba una pequeña barra donde habían algunas personas bebiendo animadamente. Se dirigió hasta allá y le pidió al barista una copa de whisky que se bebió de inmediato en cuanto la tuvo en las manos. El sabor amargo le recorrió la garganta y de inmediato sintió la tensión bajar un poco. Frente a él pasaban personas que levantaban su propia copa en un brindis a la lejanía felicitándolo por el gran trabajo realizado al poner en operación el lugar y no evitaba el sentirse orgulloso de su trabajo. Dejando de lado la mala fortuna de tener a Sooni como socia, todo estaba saliendo a pedir de boca; era un éxito asegurado.

—Lindo lugar.

La copa de quedó a centímetros de sus labios, su cuerpo se tensó al instante al escuchar la voz que podía reconocer hasta en sueños y su corazón empezó con un martilleo incesante en sus adentros. No giró a verlo, en cambio acercó lentamente la copa a sus labios y bebió un pequeño trago antes de ver la figura de Jimin de reojo a su lado.

—Gracias.

—La señorita Lee me hizo la invitación —dijo Jimin, como si tratara de explicar su presencia ahí.

—Por supuesto —respondió Yoongi—. Bienvenido —se dio la oportunidad de girar un poco su rostro para verlo, encontrándose de lleno los ojos de Jimin sobre los suyos.

Esa mirada que lo transportaba al pasado, a sus tardes juntos y a los besos apasionados.

Vio en su boca un leve movimiento haciendo alusión a que iba a decir algo pero la voz chillona de una pequeña le hizo ahogar cualquier idea de comunicación cuando su nombre fue gritado desde la lejanía.

—¡Yoon! ¡Yoon, estoy aquí!

Sus ojos solo pudieron dirigirse al pequeño cuerpo corriendo entre la gente, con su cabello negro saltando y su voz chillona creando un escándalo a su paso. Y claro, a su madre tratando de detenerla y fallando en el intento.

Cómo siempre… como en los viejos tiempos.




💜
¡Feliz año nuevoooo!

Volví a traerles un pequeño regalito. Espero lo disfruten y sea de su agrado.
Me estoy esforzando, lo prometo.



Después De Ti [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora