Capitulo 1.

3.1K 182 156
                                    


Capítulo 1.

Akira Uchima.

Tienen que ganar porque ellos siempre ganan. Mis padres son los mejores, siempre lo han sido.
Estoy nerviosa, la cabeza juega a explotarme y tengo miedo. Es una de las pocas veces que tengo miedo, pero el sentimiento se ha plantado en mi pecho, y no se quiere ir.

El ruido de las personas se acrecienta a medida que los autos se acercan a la meta. Es la última vuelta, la euforia es la reina del lugar. Hay personas preparándose para ganar, para tener ese dinero que apostaron al doble, incluso al triple, mientras otros simplemente se preparan para pagar.

El auto negro. Es el único auto que mis ojos no abandonan. Está en segundo lugar, pero no por mucho.

— Te ganaré pequeña— resisto el impulso de alejarme. Su voz me hace tragar saliva, su aliento golpea mi cuello, tan álgido que asusta.

— No tienes nada que ganarme— no lo miro, todo mi cuerpo está tenso bajo su presencia.

No puedo dejar de mirar el auto negro, aunque en el intento tenga que ignorar a mi opresor.
El maldito tenía que estar corriendo, pero está aquí, detrás de mí, asustándome.

El auto negro rebasa. Siempre he confiado en ellos, en quien no confío es en la gente que me rodea.

Sonrío. Lo hago cuando toman la delantera. Muchas personas se muestran felices, otras reacias a aceptar que están perdiendo.

— ¡Lo dije!— grita un hombre feliz— Ve preparando el dinero.

El otro hombre gira los ojos, y se dispone a terminar de ver. Lo mismo que hago yo, tratando de ignorar el ruido que en otro momento subiría mi euforia, pero ahora solo me da dolor de cabeza. No hay tiempos para sentirse bien, no en esta situación.

El auto rojo quiere traspasar, a como de lugar.
El negro acelera, y tres... Dos... Uno...

Pasa la meta. Mis padres ganaron. Sonrío personas pagan, otras reciben. Y yo quiero bajar, estar con ellos para abrazarlos, y celebrar con ellos. Todo se arremolina en mi interior. La felicidad no cabe en mi cuerpo.

— No te confíes pequeña— Otra vez esa maldita voz, esa voz que viene con el miedo y las ganas de salir corriendo, siempre salir corriendo, siempre que se trate de él.

Estoy por decir algo. Pero ¿cómo? ¿Como decir algo cuando el auto rojo sigue a toda velocidad, no se detiene? No hasta que impacta con el auto negro.

Mi corazón se acelera. Mis ojos se abren tanto que amenazan con salirse de sus cuencas. Y todo pasa, hay una explosión.

Ya no estoy sintiendo felicidad. Ahora solo siento temor y dolor. Las emociones chocan dentro de mí y las negativas ganan.

El auto explotó frente a mis ojos. Los dos autos lo hicieron. Y en medio del dolor, en medio de no poder decir ni una palabra, recuerdo las de papá. En medio del llanto que me tiene hipando, las recuerdo.

—Huye. Corre. Si llega a pasar algo, tienes que salir corriendo.

—Huir es de cobardes.— Le dije lo que pensaba.

—No, es de valientes saber cuando no puedes ganar una batalla. De cobardes es quedarse sabiendo que tiene todas las de perder, solo para aparentar ser valiente.

Las lágrimas no dejan de salir. Siento como mi mundo se viene abajo, todo se detiene y quiero ir hasta ellos. Quiero ir. Quiero abrazarlos. Quiero que el mismo fuego me consuma. Quiero irme con ellos.

«Soy la culpable»

No debí hacerlo, y por lo que hice, ahora mis padres están muertos. Lloro con más ahínco, y en  medio de todo, soy cargada como un saco de papas. Y soy llevada lejos.

Contra las Reglas. (+21) Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora