Capítulo 44.

725 56 168
                                    


Akira.

Ayer no hubo falta nada más. Solo él, yo, y la cama sirviéndonos de apoyo mientras nos abrazábamos.

Pude sentir paz, pude dormir más tranquila.

Hoy quiero que sea diferente. Quiero crear esos recuerdos que le pedí crear, recuerdos felices, recuerdos tranquilos, recuerdos de nosotros.

«Por si algo llega a pasar»

Ignoro el comentario negativo y me enfoco en el espejo. Las pocas marcas que quedaron, de lo que me hizo Masashi, están empezando a desaparecer. Recordar cada latigazo, me insta a buscar venganza, a demostrarle que puedo volver, más fuerte, y con más poder.

El espejo me da un reflejo que admiro. No soy la misma Akira que empezó esto, y no hablo solo de lo físico, también hablo de lo mental, de los sentimientos.

La Akira que comenzó todo, nunca aceptaría estas marcas en su cuerpo, así como tampoco aceptaría el hecho de que se enamoró de alguien del otro bando.

La Akira que comenzó esto, no podría soportar todo lo que le está pasando.

La Akira que comenzó esto, no era tan valiente, solía ser más testaruda, solía vivir con la culpa.

«¿Dices que ya no sientes culpa?»

Trato de ignorar a esa voz.

Todo es contradictorio. Los pensamientos anteriores comienzan a parecer una completa mentira, una mentira que estoy usando para aparentar que todo está bien. La mentira que uso para seguir en pie, para seguir con Killian.

«Siguen siendo mentiras»

Soy fuerte.

«¿Segura?»

Si lo soy. Estoy aquí, estoy de pie, estoy soportando, estoy luchando, y estoy bien.

«Solo finges estarlo»

¿Importa?

Claro que no importa. No puedo mostrar la debilidad, aunque esté débil.

Trato de sonreír al espejo, y agradando mi sonrisa cuando veo a Killian acercarse. Luce bien, no queda rastro de barba en su rostro, y parece estar fuerte, ya se recuperó del choque, aunque su cuerpo esté un poco marcado.

«Sigue viéndose guapo»

Candente.

«Irresistible»

Dejo de pensar en eso, porque sé que tendría miles de palabras para describirlo.

Mi mente cambia de pensamientos por segundos.

Killian se acerca más a mi, hasta que queda justo detrás, respirando y expulsando el aire justo en mi cuello. Intento ladear la cabeza, pero su mano me toma del cuello y me tira hasta él, entonces me besa. Me deja sentirlo como hace tiempo no lo había sentido, me hace recordar que ambos tenemos historia, con el simple movimiento de sus labios sobre los míos, me recuerda que yo decidí ser suya.

Y quiero mantenerlo así.

Yo también lo reclamo, lo beso con deseo, con pasión. Lo beso como si fuera solo mío, porque después de todo, yo también siento que me pertenece.

Sus manos no abandonan mi cuello, y tengo que girar todo mi cuerpo para tener un mejor disfrute. Aunque no dura tanto tiempo, porque deja mi cuello y me carga en sus brazos. Me desposta en la cama con cuidado, pero él se queda de pie.

— ¿Pasa algo?

La pregunta está cargada de inseguridades.
No quiero pensarlo, pero todos estos días me he preguntado si todavía le gusta mi cuerpo. O si solo finge que le gusta, así como yo finjo estar bien.

Contra las Reglas. (+21) Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora