Capítulo 50 parte 3.

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Akira.

No he vuelto a llamar. A pesar de que marco el celular de Killian desde mi número, las llamadas no son contestadas, todas son ignoradas y en un punto, me enviaron al buzón de voz.

Joel tampoco se pudo contactar, y ahora estamos aquí, varados en medio de la nada, con su coche como sustento, y varias armas.

Intento llamar a Killian nuevamente, pero la llamada se va inmediatamente al buzón de voz. Apago el celular, y no estaba en casa. La cabeza quiere explotarme con los pensamientos intrusivos, él cree que estoy muerta, cree que estaba en ese auto cuando explotó, y puedo imaginarme el dolor que está sintiendo.

— ¿Seguimos?— Juego con el celular, pasándolo de una de mis manos a la otra. Joel alterna su mirada de mi hacia la nada, y asiento cuando no me ve.

— Tenemos que seguir.

— Masashi está débil Akira, perdió a varios de sus hombres.

— Si— Digo con voz baja. No sé cómo sentirme ante esas palabras. No quiero ilusionarme con nada, no quiero cantar la victoria antes de llegar a ella. Necesito tener a Masashi en mis manos antes de sentir paz.

Joel sigue mirando a la nada, y yo respiro profundo.

— ¿Puedes creer que esto esté terminando?

— Es difícil hacerlo— Guardo el celular en uno de mis bolsillos y me resigno a intentar otra vez. Killian está bien, eso es lo que me hace entrar al auto y esperar a que Joel entre también. Es el quien conduce hasta una gasolinera, y cuando entra otra vez, sigue el camino hasta róndennos índica el rastreador que le puse a Masashi.

El camino no es tan largo, pero me parece que lo es. Decir que mis nervios están de punta es pequeño comparado a cómo siento que están. Siento que no caben en mi cuerpo, y salen de este para contagiar a Joel también. Tamborileo mis dedos en mis piernas y tomo una respiración corta, quedándome con ese aire en mi pecho por largos segundos, hasta que siento que quema y tengo que soltarlo.

Sigo sin creer que esto acabará hoy. Está pareciendo tan fácil, llegar, y capturarlo, o tal vez matarlo.

«¿Vas a poder?»

Ignoro la pregunta que se formula en mi cabeza y sigo con mi mirada al frente. Tamborilear mis dedos no me ayuda lo suficiente, y me encuentro presiónanos el pie contra el suelo del auto, una y otra vez, en repeticiones constantes que parecen tener un patrón, pero que realmente no lo tienen.

— ¿Crees que pueda?

El silencio que se crea en el auto, lejos de ser incómodo, es ameno. Joel, sin palabras, me transmite muchas cosas, y confianza es la primera de ellas.

— Si no podemos, nos honrará que cuenten que lo intentamos— Su mano busca la mía, y la extiendo haciéndole el trabajo más fácil— Pero vas a poder, eres Akira Uchima.

— No soy inmortal— Repito las palabras que tantas veces le he dicho, y que él siempre se digna en ignorar.

Una sonrisa profesa sus labios, la puedo ver por los espejos.

— Akira, si fueras inmortal, no estaríamos aquí...

— Que bueno que lo sabes.

— Pero eres la mortal más fuerte que conozco, no necesitas esa mierda inexistente de la inmortalidad.

Sonrió ante la forma en que lo dice.

— ¿Recuerdas esa última cena con mis padres?

— Kitten...

Contra las Reglas. (+21) Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora