Capitulo 5

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Akira.

Su mirada aún me perturba.

Ese hombre... no lo sé, tiene algo que me intriga y a la vez me asusta. Tuve que tragar saliva cuando hablo, su voz fuerte inundando la estancia, bañada de burla a quien se supone es mi mirado.

Lara no se sorprendió de verlo. Ella simplemente se fue cuando Abel nos respondió. La seguí, pero la perdí de vista al final de las escaleras. Considere que no era necesario molestarla más, ya bien estaba con que Baker la considerada mi sirvienta. Así que di una última mirada en su dirección, nuestras miradas volvieron a encontrarse y tuve que salir corriendo.

Más tarde cuando se fue, lo vi con un montón de hombres que parecían soldados, dejándome más confundida. Mi mente sigue en ese hombre, a pesar de que han pasado largos minutos. Su aura, la forma de mirar, su altura incluso más alto que Abel, y lo peor: su furia hacia el hombre.

¿Quién es ese hombre?

Suspiro profundo y hundo mi cara entre las sabanas blancas. Sin darme cuenta me quedo dormida.

**

Abro los ojos cuando escucho los golpes en la puerta.

Murmuro un pase apenas audible, pero Lara se adentra en la habitación. Tiene un vestido que llega a sus rodillas, y su cabello está recogido en una coleta alta.

— ¿Pasa algo?— pregunto aún soñolienta, paso las manos por mi rostro buscando enfocar mejor.

— El señor Baker quiere que bajes a cenar.

¿Cenar?

— ¿Es tan tarde?— cuestionó y ella asiente.

— Son las 7:30 de la noche.

— ¿Por qué quiere Abel cenar conmigo?— inquiero poniéndome en pie.

— Para relucirte ante su peor enemigo— declara y la miro confundida— A ver, no puedo hablar mucho, pero la relación de Killian y Abel no es buena, nunca lo ha sido a excepción...

— ¿Por qué nunca terminas las cosas?— pregunto ofuscada— Si no terminaras de decir las cosas, no las empiece porque luego me jode la cabeza— No controlo mi voz, pero me exasperan las personas así, que nunca pueden contar las cosas completas. Solo sirven para despertar mi curiosidad— ¿Quién es Killian?— saco la pregunta más importante.

— El hombre al que vimos abajo— dice con voz baja— Lo siento por callarme de golpe, pero tienes que entender que las paredes tienen oído, y si se dan cuenta de que te cuento cosas, podrían matarme.

Sus mermeladas muestran miedo, y asiento con entendimiento. Sé lo que es el miedo, sé lo que es huir con miedo a que te maten, así que me pongo en su lugar. La entiendo.

— ¿Por qué está aquí ese hombre?— la pregunta abandona mis labios.

— No lo sé— confiesa como si quisiera entenderlo— Se supone que son enemigos, pero Abel quería una tregua. Tienes que alistarte, a Killian no le gusta esperar.

Abro mis ojos, examinándola.

— ¿Cómo lo sabes?

— Es el jefe— dice como si nada— Lo conocerás mejor, Baker odia la impuntualidad.

Quiero decirle que dijo Killian, pero me contengo. Me giro y me adentro en el baño, es mejor un baño a que aguantar los enigmas de esta chica.

**

El vestido negro que elegí, o mejor dicho la única opción que tenía, se amolda a mi figura. Cae en una cascada desde mis muslos, y cuenta con una pequeña abertura en la cintura, insinuando un escote que deja poco a la imaginación.

Contra las Reglas. (+21) Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora