Un trato.

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[Kaleb]
Al fin he llegado cerca de donde solíamos estudiar, lastima que es sábado, ninguno de los dos vendrá a la escuela el día de hoy. Al menos ya puedo empezar a pensar mejor lo que haré.

Me siento como todo un delincuente teniendo que robar para comer, no es mi culpa, mis padres me mandaron a prisión y me dejaron sin nada, puede que ni se hayan enterado que me escapé de la cárcel.

Como sea, tengo que buscar ahora donde pasar la noche, aun es temprano, pero es necesario encontrar un lugar, algo he aprendido estos días sobreviviendo por mi cuenta. Toda la vida pensé que lo que me daban mis padres no se acabaría, más no fue así, todos los lujos que podía tener han llegado a su fin.

Mientras voy caminando me encuentro con un dóberman omega que se me queda viendo con una sonrisa:
— Eres Kaleb, ¿cierto?

Me pongo a la defensiva con él:
— ¿Me has estado buscando? Más te vale no decirle nada a la policía, antes de que aparezcan te voy a hacer pedazos.

No parece estar intimidado:
— Nada de eso, te buscaba por otro motivo. Supongo que debes querer saber algo de Damian.

¿Quién es este chico?:
— ¿Acaso te conozco? ¿Cómo sabes que lo busco?

Suspira:
— Ya veo, bueno, yo sí te conozco y al parecer tú a mí no así que te voy a explicar esto rápido. Yo soy compañero de clases de Damian, es por ese motivo que te conozco, todos saben lo que sucedió con ustedes.

Marcado de por vida por alguien que no supo cerrar el hocico:
— Puede que sepas quien soy, no es la gran cosa, necesitas más que eso para llamar mi atención.

Me mira de los pies a la cabeza:
— Creo que primero debería de darte una ayuda con tu aspecto, se nota que has estado en las calles los últimos días, tu pelaje está muy maltratado.

Gruño enseñando los colmillos:
— Eso es algo que no te interesa, nadie puede vivir en la calle sin ayuda y verse arreglado.

Da un paso hacia atrás:
— Tranquilo, es por eso que te quiero ayudar, solo quiero algo a cambio, por supuesto un trato que nos beneficie a los dos.

Puedo aprovechar esta oportunidad, necesito algo de aseo:
— Deja que pueda tomar una ducha y me detendré a escuchar lo que quieras.

Sonríe:
— Está bien, de todos modos no soportaba tu hedor.

Eso me hace enojar, pero tiene razón, apesto:
— Solo date prisa.

Al seguirlo me detiene:
— ¿Qué crees que haces?

No entiendo a que se refiere:
— ¿De qué hablas? Solo te sigo.

Golpea su frente con la palma de su mano:
— Dah, exacto, no pueden verme contigo, se supone que estás fugitivo, no puedes ir por las calles como si nada hubiera pasado y creo que eso lo sabes bien, solo sígueme con cuidado y distancia.

Odio admitir que tiene razón:
— Empieza a caminar, ya veré la manera de llegar contigo.

Asiente y se aleja, a una distancia que me parece prudente me empiezo a mover por donde no haya nadie, es absurdo que un día pueda estar rodeado de quien yo quisiera y al siguiente tenga que esconderme, que decadente.

Tras seguirlo más o menos por veinte minutos llegamos a su casa, me deja entrar lo más pronto posible para que nadie vea que he entrado. Una vez adentro veo a los alrededores:
— ¿Tus padres no serán un problema?

Por lo tranquilo que se encuentra creo que no:
— Ellos no están, tardarán en llegar así que tenemos tiempo, toma una ducha, dame tu ropa para lavarla mientras tanto puedes tomar una toalla en lo que se seca.

El Camino Sigue [Furry Yaoi] [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora