Especial: Sin límites.

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Dentro de todas mis fantasías, tener la capacidad de imaginarlas y vivirlas al lado de mi incubo era de verdad un sueño hecho realidad. Desde la Antártida hasta el desierto, en miami hasta Japón. La frase cliché de "el único limite es tu mente" era tan cierto para nosotros y amaba que en cada ocasión el deseo era el mismo, no importaba si lo acabábamos de hacer o si ya era la décima ocasión en el día.

La cotidianidad de mi vida humana a veces me impedía tenerlo para mis las ocasiones que deseara, pero cada que lograba darnos un tiempo, la llama incrementaba.

—¡Listo, Ren, ya comieron y les coloque agua! —Gil me sujeto por las caderas y sonreí reposando mi nuca en su pecho.

Decía que no quería a nuestras mascotas, pero en realidad las adora. Me gire para besarlo lentamente, sujetando su rostro entre mis dedos. Me estrujo más contra él, gruñendo salvajemente. Sonreí entre el beso llevando mis manos a su nuca, acariciando su piel erizada para después enredar mis dedos en su pelo lacio y largo hasta debajo de las caderas. A él le encantaba llevarlo así y en las noches me dejaba trenzarlo antes de darle un masaje en la espalda.

—¿Qué planes tienes para hoy linda soñadora? —mordió mi labio inferior logrando sangrarme y succionar de la herida. Temblé envuelta en dolor y placer, joder.

—Lo único que quiero es quitarte la ropa y que me hagas el amor aquí mismo.

—Podemos empezar por ello —me tomó de la cintura alzándome hasta la altura de su cara, mis piernas quedaron sobre su hombro, la falda de mi vestido cubrió su cabeza, sentí su respiración entrecortada evaporarse entre mis muslos y con su lengua se hizo camino entre las bragas para tocar directamente mi intimidad.

—Mierda, Gil... ¡más!

Se entretuvo un rato, provocando que mi entrepierna escurriera de su saliva mezclada con mi  lubricación. Con la misma agilidad con la que me colocó encima de sus hombros, me giro para que mi rostro quedará en su entrepierna y mi vagina en su cara. Maldito hombre, como sabe que me gustan hacer este tipo de cosas y adoro su pantalones de cuero de resorte ya que con sol bajarlos deja a su total disposición su ya predominante y erecta virilidad.

Lo sujete firmemente y sin dudarlo lo coloque en mi boca, palpito al ritmo de su corazón acelerado, la piel caliente por la sangre acumulada, por el deseo de sentirnos. Gil movió sus caderas, manteniendo un ritmo lento pero constante, lo suficiente para entrecortarme la respiración. Lo tome de las nalgas y lo acerque más, arcadas, saliva y liquido pre seminal se escurrió por mi piel, su saliva se deslizaba por mi vientre.

—Tan deliciosa —gruñó y me recostó sobre el sillón, dándome solo unos segundos para recuperar la respiración y luego colocarme en cuatro, con mis rodillas sobre los asientos y los codos sobre el respaldo, enseguida su miembro se hundió en mi. 

—¡Gil! 

Me estremecí. Mi cuerpo ya estaba familiarizado con su intrusión, pero de igual manera parecía que cada pedazo de mi lo reconocía, lo abrazaba y reaccionaba con emoción. Embistió salvajemente, sin piedad, sin contemplaciones, moviendo levemente el sillón de su lugar.

Sus gruñidos y mis gemidos se escuchaban salvajemente, mezclándose en medio del aumento de la fuerza. El choque de nuestros cuerpos al unirse por completo era el fondo perfecto para el intercambio de pasión. Se recargo contra mi espalda para lograr besarme y subió sus manos a mis pechos, dándoles forma entre sus palmas frías.

—Te amo, Ren —susurró. Eso logró que mi cuerpo se estremeciera.

—Mío, mío.... 

—Tuyo, tan tuyo como tú mía —me volteó para recostarme esta vez, sus movimientos se hicieron más lentos con su cuerpo sobre el mio, lentos y tortuosos, tan deliciosos como extenuantes. Me caía en pedazos entre sus brazos, me armaba y deshacía a su antojo. Lo abrace cuando sentí temblar sus caderas y me aferré a él. Estaba cerca, tan cerca... 

—Renata...—gruñó mi nombre y con eso finalizó dentro de mí, su líquido frío se deslizo entre mis paredes vaginales. La sensación de culminación solo fue el principio del éxtasis. Se sentó al lado mío y sin dejar que mi cuerpo parará de temblar, me tomo de las caderas y sentó sobre él ya erecto de nuevo. 

Alce la ceja ante su sonrisa. Acabamos de tener un orgasmo y ya quiere continuar.

—¿No puedes? —sonrió de oreja a oreja, retándome. Mierda, como no voy a poder. Tomé su miembro y lo coloque en mi entrada, bajando lentamente hasta tenerlo todo dentro de mí. Cerré los ojos, tratando de controlar mi cuerpo y no tuviera un orgasmo en ese preciso instante.

—Muévete —ordenó. Abrí los ojos para confrontarlo, pero solo pude concentrarme en sus orbes doradas llenas de deseo. Me sujete de sus hombros y comencé a subir y bajar lentamente sobre él. Trato de sujetar mis caderas pero me negué, no iba a dejarlo marcar el ritmo o perderé la cabeza, en cambio, succionó con su boca mis pezones, unos por uno, estirando y apretando. Eche la cabeza hacia atrás, sintiendo como perdía el control de mi cuerpo. En algún momento tuve que detenerme, así que Gil hizo caso nulo a mis objeciones y tomando mis caderas, empezó el vaivén a su compás.

Me moví sobre él como una muñeca, incapaz de controlar los espasmos de mi cuerpo, sin pensar, solo envuelta en un placer incalculable, lo escuche gruñir y reposar su rostro entre mis pechos, luego deje de moverme y por inercia caí en sus brazos. Me envolvió contra si y me acarició el pelo. Mi ritmo cardiaco resonaba por todo mi cuerpo y no podía distinguir mis latidos de los suyos. 

—¿Estas bien? —beso mi sien. Asentí o trate de hacerlo, aún no tenía control sobre mi cuerpo. Me levantó y me llevo al baño, no dejo de cargarme en ningún instante en lo que llenaba la bañera. Echo las sales de baño y me colocó dentro. Con una paciencia infinita y cariño en cada acción, empezó a lavar mi cuerpo. 

—Eres un bruto, se te olvida que soy humana —jugué. 

—Vaya humana, ninfómana, hermosa, y mi humana.

—Tuya —sonreí contra su beso de piquito —¿Te quieres meter a bañar conmigo? 

—¿Segura? ¿Aguantas otra ronda? —sonrío traviesamente. Maldita sonrisa.

—Estás hablando con tu humana ninfómana, ven entra, ámame sin limites. 

¡Lindas soñadoras! Traigo nuevo capitulo

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¡Lindas soñadoras! Traigo nuevo capitulo. Ya extrañaba escribir y sobre todo de estos dos. 

¿Hace mucho calor aquí, no? Jajaja

Aprovecho para decir que ya se viene nueva historia, ojala puedan darle apoyo. Ya estaré más seguido por acá.

Espero contar con su apoyo, si pueden recomendar mis historias me ayudarían a crecer mil.

Besos y abrazos, saludos.


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