Sentí mi sangre helarse.
Ver sus manos firmemente unidas me causaba escalofríos.
— ¿Q.qué significa esto? — cuestioné con voz tambaleante.
Papá intercambio miradas entre sus manos y mi vista antes de soltar a Lys como si de una rosa con espinas se tratará.
— No es lo que crees.
— ¿Qué creo según tú? — gruñí, sintiendo como mi estómago se revolvía.
— Qué somos novios — comentó Lys con burla.
Mis ojos furiosos no se despegaban de él. Su cabeza vendada era una mentira, su torax vendado una falsa. Inclusive el yeso en su brazo era un vil engaño. Lo sabía muy bien, por la sorna en su rostro y la manera descarada de mover sus heridas, cómo queriendo recordarme que era parte de su absurdo plan.
— Cállate. No digas nada al menos que me vayas a decir algo útil — crují los dientes. Todo a mi alrededor comenzó a nublarse. Yo... No me siento bien.
— Me estoy cansando de tus jueguitos sin sentido y tus planes absurdos, Lysander — parafrasee tratando de disimular el mareo que estaba sintiendo.
— Pensé que la verdad es algo útil.
— ¡Lysander! — papá alzó la voz en un vano intento de reprenderlo. Pero eso no logró acallarlo, sino al contrario, consiguió que Lysander dijera toda la verdad;
— ¿Qué? Creo que es momento de que sepa que tú y yo somos pareja. Y para que no se haga ilusiones de que seré su padrastro, que se entere de una vez que no eres su verdadero padre.
— ¡Joder! ¡Cállate, Lysnader! — menciono con soberbia digna de un príncipe. Papá le tomó por el brazo y lo zarandeo levemente, comenzando a discutir.
— ¿Quién te dio permiso para contarle?
— ¿Necesito tu permiso? Estoy harto de está situación y de ver su cara de estúpida mientras camina sin rumbo.
Gritos, reclamos. Todo hacia eco en mi cabeza. Lleve mi mano al pecho, sintiendo como comenzaba a hiperventilar. En cuestión de segundos, me volví ajena a mi, incapaz de controlar el temblor de mi cuerpo y los latidos de mi corazón.
— ¿Natita? — papá corrió a sostenerme cuando mis piernas dejaron de sostenerme. Su agarre solo logró aumentar el pánico subyacente en mí. Traté de alejarme, pero sin fuerzas, solo conseguí perder la consciencia.
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Sueños Húmedos
RomanceRenata es una chica que busca refugio en lo menos imaginable: la masturbación. Al estar siempre sola su vida fue monótona y lineal, hasta que un tipo sexy al que llamo orgasmo andante aparece para atraerla a las sombras, a las penumbras de la fantas...