Bajo las sombras, ambos acechaban a su presa.
Gil estuvo a punto de saltar en cuanto lo vio bajar la guardia, su víctima estaba de espaldas a él, jugando con una dulce niña que no tenía la mínima idea de la mente maligna de su "nuevo amigo"
— Suéltame, Jon, le romperé todos los huesos de esa mano con la que la toca.
Gruñó. Mientras un sentimiento de desprecio surgía en su interior dirigido a los humanos. Los odiaba. Odiaba la manera en que eran capaces de hacer daño a sus semejantes, sobre todo a los más débiles. Él había crecido en un mundo vil, ciertamente estaba acostumbrado a ello, pero era el mundo demoníaco, ahí cohabitaban las peores bestias, matar para vivir, así que nunca imaginó que los verdaderos demonios estaban en la tierra.
— No vas a matarlo frente la niña, la idea es salvarla, no traumarla.
Oh, lo sabía. Pero cada vez que ese desgraciado pasaba sus asquerosas manos por la espalda de la pequeña, sentía su sangre hervir.
— ¿Entonces debo esperar a qué le haga daño?
Jon negó.
— Debes esperar a tomar una vida sin perjudicar a otra.
Rechinó los dientes, resignandose a esperar el momento oportuno para salvarguardar a la niña. Sin embargo, las caricias del señor hacia la niña cada vez eran más descaradas, él se mantenía impotente observando como era herida.
— ¿Te gustaron los dulces? — preguntó el anciano a la pequeña de cabellos oscuros. Ella asintió con entusiasmo. Después de que su papá le prohibiera comer dulces desde hace un año, volverlos a saborear en su paladar era un placer incomparable.
— Lástima que ese era el último. Pero si quieres más, en mi casa tengo, solo acompáñame.
La pequeña lo observó con duda en sus pequeños ojos almendrados. Mientras Gil era sometido por su hermano en las sombras: — Espera.
Indicó. ¿Para que diablos Jon lo había traído a la tierra de los humanos a presenciar tal aberración y no le iba a permitir evitarlo?
— ¿Vives lejos? — cuestionó la niña.
La pregunta de la pequeña captó su atención, dejando de forcejear. ¿Qué mierda le importaba a la niña si vivía lejos o no?
— No, mi casa está aquí a la vuelta
— Pues ve por más dulces, aquí te espero. — señaló volviendo a tomar asiento en el columpio. El señor sonrió enojado, la niña no era igual de ingenua que todas las demás.
Jon de carcajeó en silencio por la ocurrencia de la niña. Gil observaba con la boca abierta como trató de deshacerse del pervertido.
— No, pequeña, debes venir conmigo para poder darte los dulces. ¿Cómo sé que iré y no te irás tú?
— ¿Por qué tendría que irme? Si me va a traer dulces. — contestó comenzando a balancearse en el columpio. El señor harto de que su estrategia no funcionará, se acercó a ella dispuesta a tomarla por la fuerza e irse de allí antes de que alguien no viera. Pero antes de siquiera poder acercarse a la niña, está comenzó a columpiarse rápidamente hasta alcanzarlo y darle una patata en los bajos.
— ¡Tú, pequeño demonio! — gritó en el suelo, retorciéndose de dolor.
Renata rápidamente detuvo el columpio y se fue corriendo a su casa para contarle a su papá lo que había sucedido, no sin antes darle una patata en la cara del pedófilo con sus zapatitos de charol.
En la tensa esquina oscura donde los hermanos íncubo observaban la escena, Gil y Jon reían ante la cara sangrienta del pervertido en el suelo.
— Ella es la hija de Rebeca. Me pidió que cuidara de ella mientras resuelve el problema. ¿No es genial su inteligencia?
Gil asintió. Cualquier otro infante ante esa escena hubiera accedido a ir por los dulces, pero ella no creyó en la dulce sonrisa del anciano. Al contrario, le hizo creer que confiaba en él para obtener los dulces y después huir, dejándolo sin dulces y sin niña.
— Se parece a su madre.
Volvió a comentar Jon con entusiasmo. Su hermano entornó los ojos con fastidio. Gil estaba de acuerdo en admirar a alguien, pero odiaba que compararán ese objeto de admiración con otros.
Miró a la niña que corría dirección a su casa y sonrió.
— No se parece a ella, son muy distintas. — la sonrisa de la niña al irse lo confirmaba. Se divertía burlando el mal, lo cuál Rebeca no hacía.
¿Quién en su sano juicio juega con un ser maligno?
— Entiendo. — coincidió Jon en silencio. Lo golpeó en la espalda con afecto y señaló al anciano aún en el suelo. — ¿Dejamos que se pudra solo o le adelantamos las cosas?
Cómo respuesta, Gil trono sus dedos. Esto sería divertido.
¡Hola! Nekos!
Cómo pudieron leer no es capítulo nuevo, pero tenía este fragmento escrito desde hace tiempo y decidí compartirselos. ¿Muchas preguntas rondan por tu cabeza? Por la mía también. XD
Si puedo más al rato subo el cap 32.
Y acabo de hacer una cuenta en Instagram, si puedes síganme, pronto subiré contenido exclusivo de la historia y va a ser un espacio donde podemos convivir más.
Me pueden encontrar así; pau_trej
Quién me siga, yo le sigo.
Besos y abrazos.
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Sueños Húmedos
RomanceRenata es una chica que busca refugio en lo menos imaginable: la masturbación. Al estar siempre sola su vida fue monótona y lineal, hasta que un tipo sexy al que llamo orgasmo andante aparece para atraerla a las sombras, a las penumbras de la fantas...