Capítulo 44

4.9K 516 29
                                    

Sobreviví.

La reunión familiar resultó todo un éxito. Cero muertes, unos cuantos heridos, pero nada grave.

Nos levantamos par agradecer la comida. Lysander me observó satisfecho. Si, no la regué ni nada.
Le devolví la complicidad. Había estado estudiando y visto las suficientes películas para saber cómo comportarme en la mesa.

— Hija, Renata, fue un placer compartir este momento contigo — el emperador me sonrió con hostilidad oculta — pasará un mes para volver a tener una reunión tan amena, pero no te preocupes, estaremos cerca de tí en todo momento.

¡Oh, por un demonio! Mordí mi lengua. El ambiente tenso se acompañó por su rostro simpático. Un veneno disfrazado de amabilidad.

— Gracias, padre, Renata está agradecida.

Sin darme cuenta, me había quedado muda. Lysander tuvo que intervenir por mí. Maldición.

— Vámonos, Engrieta — el emperador llamó a su emperatriz, quién le siguió en silencio y se retiraron.

En el comedor solo quedabamos Leo, los hermanos hada y yo. La mirada del rey demonio y del principe Invi se enfocaban en mí, logrando alborotar mis nervios. Quiero irme de aquí.

— Gracias por tan ameno momento, pero es hora de retirarnos, ¿No, cariño? — jalé el brazo de Lys, esté asintió y envolvió mi brazo en el suyo. Este gesto me hacía sentir extrañamente protegida. Yo y mis raras manías de aferrarme a la primera persona que tenía cerca.

— Gracias por los alimentos. Es hora de retirarnos. — dió leves saludos de cortesia y nos encaminamos a la puerta, pero antes de llegar a medio camino, la voz de Invi nos detuvo.

— Hermano, lamento no haber llegado a tu boda.

Los músculos del brazo de Lys se tensaron repentinamente, alertas ante una posible amenaza.

— No hay que lamentar, hermano. El que compartieras este momento con nosotros es más que suficiente.

Si, si, luego se golpeaban verbalmente cuando no estuviera yo. Ya quería irme. Tiré tenuemente de su ropa para llamar su atención, pero me ignoró.

— Este momento no se asemeja en nada a un día tan especial como tú boda. No me sentiré cómodo conmigo mismo hasta que haya celebrado con vosotros y... — la sonrisa que se reflejo en sus labios me dió mala espina — quisiera comenzar a festejar y conocer a mi cuñada en una cabalgata por el jardín. Le he traído una yegua de Frisón como obsequio.

Lo sabía. Estar sola con él no era algo que deseara ni un poco. Me aferré a Lys, quién rápidamente intervino por mí.

— Ella no sabe cabalgar, pero yo aceptaré tu oferta en su lugar. En otra ocasión yo le enseñaré a montar tan hermoso obsequio.

— Es una lastima, pero no me negaré a pasar un poco de tiempo con mi querido hermano. — se acercó a nosotros. Tiré de la ropa de Lys asustada. ¿En serio iba a pasar tiempo con él? En una cabalgata podrían ocurrir muchos accidentes, los cuales aumentaban su riesgo al estar acompañado de su rival al trono.

— Tranquila... — me susurró. Cuando tuvimos a Invi frente, me miró con sorna. Descaradamente sus ojos se dirigieron hacia el leve escote de mi vestido, me tense, Lys tuvo que fingir no darse cuenta.

— Cuñada. Espero verte pronto — pasó al lado de mí, palmeando la espalda de Lysander — vamos hermano, esos caballos no se van a montar solos.

Conteniendo el asco que se escondía dentro de mí. Le dedique una reverencia.

— Gracias por el regalo.

Sueños HúmedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora