— Pensé un plan — dije con la respiración agitada, recostada en su pecho desnudo mientras me envolvía con sus brazos.
— ¿Tú pensaste? Eso es un milagro...
Cómo respuesta le pellizque un pezón.
— ¡Auch!
Si, yo pienso, que está vez no haya pensado en penes y sexo, es otra cosa.
— Necesito que tomemos esto con seriedad Gil.
Arqueó una ceja y sonrió zorrunamente. Cómo odiaba que hiciera eso, su rostro tomaba un matiz demasiado sexy como para soportarlo.
— Si, me imagino que es algo muy serio ya que quieres hablar de ello después de hacer el amor. Oh, si, y de engañar a tu recién marido.
—¿Hacer el amor? — mofe, sin poder evitar sonreír con demasiada alegría — Eres todo un romántico, pequeño demonio.
Se sonrojo. Diablos, no, se ve tan tierno que pudiera hacerle tantas cosas...
— Bueno, sí, yo lo sentí así, no sé si tú lo consideraras de esa forma — desvío la mirada, sus latidos comenzaron a acelerarse de manera exponencial.
Haciendo circulos sobre sus pectorales, asentí.
— Fue mi primera vez haciendo el amor y fue maravilloso.
Su pecho se infló con orgullo, si, nada más efectivo que darle una pizca de benevolencia a un demonio.
— Perfecto, si es así, vámonos.
— ¿Qué? — Le miré desconcertada.
— Yo soy el único que puede hacerte sentir así. ¿Por qué te casaste? Me importa un comino, no permitiré que mi mujer se quede con el enemigo.
Espera un momento. Esto no me está gustando. Amo su actitud posesiva, me encanta para ser sincera verlo procurarme y celarme, pero este ya era otro nivel. ¿Siquiera estaba pensando? ¿O pensaba con la cabeza de entre sus piernas?
Frustrada, al ver que no me daba la oportunidad de explicarme, me coloqué sobre sus caderas.
Me estremecí inconscientemente al verlo debajo de mí, vulnerable, con su piel brillando por el sudor de la reciente actividad y su piel siendo adornada por sus venas sobresalientes y ese mentón listo para ser besado.Me mordí los labios, tratando de contenerme y no pecar de lujuria.
— ¿No permitiras?
— ¿Quieres quedarte aquí? — cuestionó al ver mi mirada retadora.
Así como querer quedarme, de lo que se dice querer quedarse, pues no, pero era parte del plan.
— Sí. Porque te estoy diciendo que tengo un plan.
— ¿Un plan de suicidio?
Entorne los ojos con fastidio.
— Qué poca fé tienes en mí. — le dí un golpe en la frente, se quejó y me contraatacó moviendo su anaconda entre mis muslos.
— ¡Uhm!
Renata, concéntrate en lo importante.
Aunque follar es importante.... ¡No!
Cerré los ojos tratando de controlar mis bajas pasiones. Aunque él no ayudaba mucho a apaciguarme si me está moviendo esa deliciosa sobre mi húmeda y sensible entrada. Pero creo que sé la forma de hacer que se quede quieto.
— Creo que tú hermano está a salvó.
Y se quedó quieto. Esas simples palabras lograron que su sonrisa burlona se esfumará y un rostro serio apareciera. Sus ojos se enfocaron en mí imperiosos, exigiendo la historia completa.
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Sueños Húmedos
RomanceRenata es una chica que busca refugio en lo menos imaginable: la masturbación. Al estar siempre sola su vida fue monótona y lineal, hasta que un tipo sexy al que llamo orgasmo andante aparece para atraerla a las sombras, a las penumbras de la fantas...