Orgullo femenino.
No voy a negar que eso sentí eso cuando otra mujer, mucho más hermosa que cualquiera, me alagará mis bubis.
Aunque eso no era lo más importante, lo asombroso era lo extraordinariamente bien que se sentía ese beso. Su lengua tentando las comisuras de mis labios, convenciéndome de corresponderle con la misma sensualidad, pero aún era capaz de resistirme a esa fuerza extraña que me atraía a ella.
La forma en que me miraba "Cassandra", como le había llamado Gil, me era familiar. Cómo movía sus labios sobre los míos, exigente, dominante, como si tratará de absorber mi... Energía.
Gil la apartó de mí bruscamente. Cassandra se relamió los labios, provocando al íncubo.
-Deliciosa... Ya veo porque no te apartas de ella.
-Cállate.
Intercambié mi mirada entre ambos. Concentrándome más en la chica pelirroja, de labios gruesos y ojos de jade. De piel de porcelana y sus largas pestañas. Hermosa y sensual como un hada, delgada pero voluptuosa, demasiado curvilínea. Perfecta.
Con que así eran las súcubo. Quisiera ser una para tener esa apariencia sensual.
-Vamos, Gil, podemos compartirla. Es una soñadora, no le pasará nada.
Fruncí el ceño ante sus palabras. ¿Compartirme? ¿Cómo un pedazo de pizza? Sé que estoy sabrosa, pero no me gustaba la idea.
-Un momento. ¿Por qué me besaste? ¿Y qué hacemos aquí?
Recrimine a cada uno, pero ninguno parecía querer dar explicaciones.
Si, esto no me lo esperaba, ignoren a la humana.-¿Por qué no besarte? Ambas nos la pasamos bien. -Cassandra me sonrió con fingida inocencia.
-¡Ja, claro que no! A Renata no le gustó, ¿Verdad, Nat?...
Gil se quedó a medio hablar, y volteó a verme desconcertado. Su mirada decía que lo apoyará, pero simplemente me encogí de hombros. ¿A quién quería engañar? Me gustó.
-Nat... -masculló entre dientes cuando Cassandra corrió a abrazarme contenta.
-Eres a-do-ra-ble.
Me dejé querer. Me gustaba que ella hiciera lo que quisiera, aunque era extraño, me sentía cómoda con una súcubo. Es más, me gustaba más que Gil.
-Recordaré esto Cassandra.
Gil amenazó. Ella torció los ojos, me abrazó más fuerte y besó mis mejillas.
-Y tú Renata, te quedarás sin sexo durante un mes.
Sus palabras me dejaron congelada... Espera, ¡No wey! Puedo vivir sin comida, pero sin sexo no.
Aunque si lo pienso mejor, que se joda. Él necesita alimentarse, literalmente de mi, no yo. Además tengo al Señor Nepe de mi lado.Sonreí maliciosamente. Ja,ja, puedo vivir por mi solita sin necesidad de un íncubo prepotente.
Él pareció darse cuenta, por lo que rápidamente deshizo su condena.
-Un día sin sexo. -señaló.
Bien. Un día en abstinencia no le hará daño.
-¿De verdad cree que te está castigando? -Cassandra susurró a mi oído. Si, ¿No podía ser más ridículo? Aunque podía no estar tan equivocado... Me gustaba estar con él.
-Bien, ese día yo me encargaré de ti.
Oh, no, Cass. No lo hagas enojar más. Esto podría acabar mal y yo ya no quiero más pleitos.
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Sueños Húmedos
RomanceRenata es una chica que busca refugio en lo menos imaginable: la masturbación. Al estar siempre sola su vida fue monótona y lineal, hasta que un tipo sexy al que llamo orgasmo andante aparece para atraerla a las sombras, a las penumbras de la fantas...