Capitulo 19

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El aire frío de la ciudad golpea mi rostro con astucia, ayudándome a mantenerme despierta. Acabo de caer en cuenta que llevo varios días sin dormir bien debido a la misteriosa situación en la que me había metido por estúpida.

Miro de reojo a Gil que, después de nuestro incidente en casa y su escena de posesión, casi no me había dirigido la palabra. Le comenté lo que averigüé de parte de Leo, Gil asintió y salió de casa sin rumbo, sin decir nada. Yo, como buena acosadora, decidí seguirle, él no puso objeción alguna así que supongo, no tiene ningún inconveniente de que le siga.

-¿Iremos al mundo de los demonios?

Sin respuesta. Bien, era obvio que seguía enojado, pero mierda, nadie era capaz de resistirse a Leo, además no quería ser malagradecida. Aunque una parte de mi me decía que, si Gil hubiera hecho algo similar con otra, yo también me envolvería de esa actitud. Por lo tanto, no me atrevía a enfurruñarme por su actitud.

Después de unos minutos decidió contestarme;

-Iré. -hizo énfasis en la palabra. -Tú te quedas. -dio media vuelta y se detuvo frente a un local, era el bar de Neytan. Resople. Genial, lo único que me faltaba era venir al lugar con frases de doble sentido.

-¿Qué?

-Es demasiado peligroso para una simple humana. -sus palabras me sonaron despectivas. -Yo soy de allí, así que es como visitar una casa llena de sangre de nuevo.

-¿Llena de sangre?

-¿Qué? -por primera vez saliendo de casa, él me miro. -¿Esperabas que el mundo de los demonios fuera un lugar donde verías flores en el aire y corazoncitos en los ojos de todos? Déjame desmentirte, querida: es un lugar peligroso.

Declaró con un matiz de hartazgo en su grave voz.

-Como tú. -levanté la barbilla como un sutil desafío, ignorando el creciente nudo de sentimientos que se acumulaba en mi garganta.

Se acercó y yo me estremecí, su poder silencioso se enrollaba en mí. Con agilidad me acechó, acorralándome contra la pared afuera del bar. Espere ver su rostro encabronado, pero en su lugar, era como el del gato de Cheshire, tranquilo y lleno de secretos.

-Como yo. -sentenció; su mirada se clavó en la mía. Por un momento ansié poder devorar sus labios lozanos, parar de una vez con este lio de emociones que no hacían más que enredarse conforme avanzábamos. -Así que, si eres consciente de eso, no insistas.

-Aun así voy a ir... -sin darle mayor preámbulo, me agache pasando por debajo de su brazo recargado en la pared que pretendía prohibirme el paso, y me adentre al bar que debía estar vacío a esta hora, ya que normalmente estaba cerrado a esta hora.

-Renata... -me siguió, más no voltee.

No pensaba retroceder, no ahora después de saber que era perseguida por unas hadas locas, que mi profesor es en realidad un vampiro y que mi amante de sueños es un íncubo bastante desconcertante al que a veces odiaba por ser capaz afectarme, pero me odiaba más a mí por querer seguirlo. Sentía que, si lo soltaba ahora, ya no lo volvería a ver, y eso parecía ser una desgracia.

Llegue al centro de la pista vacío, como había pensado, pero me pare en seco al ver en la barra a Tina siendo ultrajada con bastante esmero por Neytan. Todo se detuvo; mi razonamiento, mi capacidad de controlarme. Solo había una cosa vagando en mi mente con determinación: matar al puto de Neytan.

-¡Jodido infeliz! -me lancé hacia él, pero Gil fue capaz de alcanzarme, tomándome de la cintura y acercándome a él, pero yo no deje de patalear. Neytan se separó de Tina bastante asustado, lo suficiente para que su erección se esfumara como una ilusión. - ¡Suéltame que lo mato! -patee a Gil, y le pellizque en donde mis manos alcanzaran para que me soltara.

Sueños HúmedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora