Especial; ¿Quién se tomó mi cerveza?

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Cuando uno está triste, busca la manera de sobrellevar ese dolor agonizante.

Algunos crean arte, otros desgracias, dejan salir sus sentimientos en desvelos o en sueños profundos. Gil lo había visto en miles de humano, año tras año. Todos se desahogaban de diferentes maneras, pero era la primera vez que veía algo asi!; ¿Una mujer aliviando sus penas masturbándose?

Era como si en lugar de lágrimas, los orgasmos de encargaban de aliviar sus pesares.

Desde que comenzó a conocerla, hace unos diez años, era una niña abandonada y triste, pero demasiado loca para su bien. Él y Jon se habían encargado de cuidarla, sin meterse de más en su vida, pero si procurando que nada del exterior la dañará.

La conocía tan bien, como la palma de su mano. Y siempre la vio como un bicho raro, demasiado extravagante y alucinógeno.

Pero conforme fue creciendo, ya no fue así, cuando Renata cumplió los dieciséis años y sus malpasadas la hacían ver ojerosa y demacrada, pero por una razón anormal, para Gil lucía bastante atrayente, peligrosamente sensual.

Sus instintos depredadores, le incitaban a querer saquearla, consumirla. Devorarla.

Pero como era obvio, era su guardian, no debería hacer eso, pero sus deseos por ella eran cada vez más incontenibles.

Al verla gimiendo, retorciéndose de placer gracias a ese aparatejo de plástico, con un demonio, él sería capaz de hacerla enloquecer de placer, mucho mejor que esa cosa.

Así que antes de que Renata cumpliera la mayoría de edad, Gil se alejó de ella. Volviendo un año después, a ver si aún se encontraba con vida.

Su sorpresa se incrementó a ver su florecienmiento. ¿Tenía las tetas tan grandes? Y ¿Era tan delgada? Su rostro ya no lucía tan demacrado como recordaba y se veía mejor. ¿Será que la locura se le había curado?

Tuvo una leve esperanza, pero a los pocos minutos, está se fue al caño.

La siguió cuando salió de casa después de hacerse un desayuno normal y ponerse un pant's, llegaron al parque, Gil creyó que iba a hacer ejercicio. Pero Renata solo llego a la zona de ejercicio, para ¿Ejercitarse? Eso hubiera estado bien, pero ella solo había ido allí a ver los musculosos cuerpos de varios hombres ejercitándose.

— ¡Uy, papasito, como quisiera ser esa pesa para que me cargaras!

Con ojos de borrego enamorado, los espió por una hora, dió piropos de albañil y se regreso a su casa, no sin antes pasar a la tienda más cercana a comprar bebidas alcohólicas.

Esto último lo sorprendiendo a tal grado, que tuvo que confirmar lo que había en su bolsa una y otra vez con la mirada. Era alcohol, no había duda.

¿En ese año de ausencia se había vuelto alcohólica?

Dentro de casa, él entró como siempre lo había hecho; por la ventana del cuarto de las chácharas, la cuál siempre dejaba abierta.

Se sentó en el sofá a oír música, demasiado triste y melancólica para que estuviera feliz.

Recargado en una esquina la vio beber, una tras otra, los envases de cerveza caían vacíos en el suelo mientras berreaba una canción.

— ¡Salud! — brindo al aire y miró la última foto de su familia que le quedaba y que había puesto sobre la chimenea — ¡Feliz cumpleaños para mi!

Se oyó que gimoteo, y Gil pensó que estaba llorando, pero un instante después, estaba riendo mientras bebía otra cerveza.

—  ¡Vayanse a la mierda! Si ustedes estuvieran aquí, no estaría bebiendo alcohol ni tocándome.

Gil arqueó una ceja dubitativo. ¿Estaba masturbándose mientras lloraba?

Con cautela, se acercó lo suficiente como para comprobar que estaba borracha, no estaba llorando y que no se estaba masturbando.  Sino que con tocar se refería a tocarse, se estaba picando las costillas.

— ¡Ahhh! Quiero que me follen, así no me acordaría de nada... — con la mirada oscura, hipando, giró la vista hacia su cuarto con una mirada añorante — Señor nepe... Nepe, nepe, nepe, entra y sale y me lo mete. — cantó sin ritmo.

Gil se rió a pesar de no saber quién era el señor nepe. La canción era tan ridícula.

— Arroz con leche me quiero casar, con un pene que sepa coger, que sepa bailar, que sepa dar orgasmos para ir a bailar...

Cantó, de pronto dejo de cantar. Gil se asomó descubriendo que estaba dormida. Por fin. Suspiró y miró el calendario 18 de Julio, en efecto, hoy era cumpleaños de la chica loca.

Sobre la mesa quedaba la última lata de cerveza, y Gil la tomo pensando en celebrar con ella. La abrió y el líquido raspó su garganta. ¿Esa chica estaba bebiendo alcohol puro?

Mientras lo saboreaba, Renata despertó de golpe y busco su cerveza en la mesa, al no encontrarla dió el grito al viento.

— ¡¿Quién se tomó mi cerveza?!

Y ese será un secreto que Gil se llevará hasta la tumba.

Y ese será un secreto que Gil se llevará hasta la tumba

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Hola. Otro fragmento que tenía guardado y que encontré entre mis tiliches. Espero les guste y lleguen a amarlo tanto como yo a ustedes.

Los amo 💕💕

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¡Hasta pronto! Besos y abrazos

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