Capitulo 27

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Hoy es mi día final.

El día de mi entrenamiento.

Y aunque la adrenalina se acumulaba en mis venas, no entiendo porque tengo que estar vestida en un módico baby doll rojo, de tela transparente y una diminuta tanga que me hace sentir como si no trajera nada. Con unas hermosas joyas que brillaban tanto como la luna. Y unos tacones de los que me daba miedo caer.

-¿Esto es necesario? Creí que me iban a entrenar para saber defenderme, no para prostituirme.

Cass rió, mientras me abrazaba. Gil miraba furioso sentado desde una piedra. Estábamos en medio del bosque, aunque en realidad parecía un desierto bastante seco.

-Es necesario. —asintió evaluandome con la mirada, satisfecha.

Bien, me largo de aquí. Está mujer me caí bien, pero no soy su juguete.
Con Gil tengo y me basta.

—Tienes buena masa muscular. Buen cuerpo, eso debes de aprovecharlo a tu favor, los hombres siempre han tenido una debilidad y es que les flipan un par de piernas bonitas, pero lo que no comprenden es que somos más que eso.

Concuerdo. Bien, Cass has ganado mi respeto.

—Nosotras pensamos con esto. Ellos con esto. —primero señaló su cabeza y luego su entrepierna. Sin querer giré a ver a Gil, si los hombres solo pensaban con la cabeza de abajo.

Aunque yo, pensaba con ambas.

—La mayoría de nuestros enemigos son hombres, por eso usaremos prendas distractoras, no tan reveladoras como esto, pero si tendrás que aprender a lidiar con los escotes para evitar revelar tus asuntos. —agarro mi busto para recalcar su punto. Oh, por dios.

Estiré mis manos para empuñarla, pero ella fue más rápida y retrocedió.

—Lenta.

Mofó. Si, por supuesto que iba a ser lenta, ¿Qué acaso quería que una chica que se la pasaba estudiando y masturbándose fuera rápida? Mi única actividad física era acostada, y casi nula, el señor Nepe hacia todo el trabajo.

—Si... Cómo sea. ¿Es todo por hoy? —exclamé.

—Ren, tenemos tres días así que no te convertiré en una luchadora experta, pero te enseñaré lo básico. Esto es lo básico. ¿Lista para el siguiente nivel?

¿Qué si estaba lista? Por supuesto. Más lista que la lista del supermercado.

—Estoy preparada. Pero, ¿Nos atacaremos entre ambas?

Negó, luego le gritó a Gil que se acercará.

—Entre dos mujeres, de más o menos el mismo tamaño podemos ingeniarnos, pero cuando es alguien de mayor volumen hay que ser bastante contundentes. Hay que utilizar la fuerza del otro para ganar más fuerza.

—Cassandra. ¿Qué quieres? —Gil se acercó molesto a nosotras.

Lo observé sorprendida. Sabía que él no era la amabilidad en persona, pero parecía ser un poco más cortante con Cass que con cualquier otra mujer. Supongo que así era su relación, porque ella aparentaba no molestarle.

—Necesitamos la ayuda de un hombre fuerte. ¿No es así, Ren?

—Si... —concorde, entendiendo el plan. Pobre Gil, hoy será un saco de boxeo. Aunque dudo que mis golpes le duelan realmente.

Gil volteó a verme, por sus ojos surcó un brillo dorado, sensual y fascinante, la cuál me recorrió de pues a cabeza, centrándose por más tiempo en mis labios.
Observé embelesada como lamía sus labios sugestivamente. Amaba toda esta tensión sexual entre nosotros, era tan desconcertante e infinita.

Sueños HúmedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora