Capítulo 36

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Silencio.

Mi boca y mis ojos en una perfecta "O". Sus ojos violeta casi transparentes me miraron intensamente.

Sin hacer ruido, me levanté y me dirigí a la cama. Sin que sus ojos se apartaran de mí, me recosté en la cama, abriendo los brazos.

- ¿Qué haces?

Interrogó después de unos segundos.

- Esperándote. Supongo que tengo que cumplir con mis obligaciones como esposa.

Y no es que quisiera hacer la follación con él, para nada. Solo quería descubrir como se ve un hada desnudo, para dejarlo con las ganas y humillarlo, pero sin embargo, la humilla fui yo cuando comencé a bajarme la blusa y el me lanzó una buena cobija encima.

- Soy homosexual. No me interesas en lo más mínimo.

- ¿Qué?

- Qué me gustan los macho, los de pelo en pecho, me gusta comer arroz con popote, que me den por detrás, ¿Cómo te lo digo para que entiendas?

- No, ya entendí. - murmuré, dándome la vuelta, maldiciendo.

Joder, esto no me lo esperaba.

- Entonces, la persona que deseas proteger es ¿Tú pareja?

- Si, él está al tanto de la situación.

Me levanté para verle bruscamente.

- ¿Y lo acepta?

- Si, él sabe que nuestra relación está mal vista y para que podamos estar juntos yo debo gobernar para cambiar esté lugar. Para ello necesito casarme contigo.

- ¿Y no vamos a tener sexo? Digo, a lo mejor necesitas descendencia y todo eso.

- No. No necesito descendencia. - me miró como si fuera un bicho raro - ¿Quién querría tener un hijo contigo? Digo, no me malinterpretes, pero estás loca.

Arqueé mi ceja, desconcertada.

- ¿Gracias?... Cómo sea, solo seré tu esposa de nombre, me parece genial. Ni quién quiera verte desnudo...

Susurré esto último para mí misma. En efecto, nadie quería a parte de yo. Joder, ¿Por qué todos los chicos guapos tienen que tener preferencia por los de su género?

Ya esto parece el supermercado. Los hombres se llevan los mejores mangos, mientras nosotras comemos los mangos negros y pasados. Que tristeza.

- ¿El íncubo no te satisface?

¡Hombre, qué pregunta! Gil me mantenía húmeda las 24 horas del día los 7 días de la semana y me daba mantenimiento cada tres horas. ¿Podía quejarme?

- ¿Tú qué crees? Es un íncubo.

- Me sorprende que no estés muerta.

A mí igual. Después de lo que me contó Cass, es asombroso que aún esté con vida. Supongo que yo obtuve el servicio VIP.

- ¿Debería estarlo? Ambos conseguimos esto, él obtiene de mi y yo de él. Es un intercambio equivalente.

- Más qué eso, el que seas una soñadora ha ayudado mucho a esa relacion. - dijo, acercándose a dónde está yo como un depredador - Él bebe tus sueños como leche, te absorbe pero no te secas, eres como un manantial infinito. He oído que has tenido una vida difícil, ¿Qué más necesitas para secarte? ¿Para dejar de soñar?

Su mano tocó mi frente, su mirada parecía perdida en un infinito perturbador. Me estremecí cuando sus dedos se apretaron alrededor de mi cráneo.

Sueños HúmedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora