Capitulo 56

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Abrí los ojos de golpe provocando que un súbito mareo me hiciera vomitar en el suelo de tapiz negro. Sollocé por la terrible acumulación de sensaciones en mi cuerpo. Me sentía horrible.

Respire profundamente y me limpie la boca con la orilla de una sábana blanca. Miré mi entorno encontrándome con una gigante habitación decorada de manera elegante. Todo era blanco con negro, con unos cuantos detalles dorados en las esquinas de los muebles.

Mis pies y manos ya no se encontraban atadas. Jale las cobijas, destapándome.

Mi ropa había sido cambiada por un camisón negro fino de tela suave al tacto y mis piernas y brazos tenían diversas marcas finas por toda su extensión.

La ropa interior que tenía y protección íntima había sido cambiada también. Ésto me sonrojo. Quién sea que me haya cambiado,se tomó muchas confianzas.

Al lado de mi cama, en una encimera, había una bandeja de comida, pastillas y agua. Me desconcerte, no sé qué estaba pasando. ¿Por qué si estoy secuestrada parezco más como una invitada? Una invitada obligada.

Puse un pie en el tapiz y en ese mismo instante una luz roja salió disparada del suelo y se enroscó en mi pierna. Tiré con fuerza para liberarme, pero en su lugar otra liana roja se aferró en mi. Luche por soltarme, pero cada vez que tiraba mi pierna un ardor picante se calaba en mi piel.

De pronto la puerta se abrió de manera repentina y las lianas me soltaron, Leo azotó al cerrar y corrió hacia mi dirección. Sin decir nada revisó mis piernas, donde fui sometida hace unos instantes.

Lo observé en silencio. Procesando todo. Miles de fragmentos de recuerdos me golpean de repente. Gil y Jon se estaban peleando, yo estaba drogada y estuve a punto de ser golpeada por un ataque de ellos, de pronto Leo apareció y me golpeó haciéndome perder la conciencia, luego desperté aquí... Leo me había secuestrado, me tenía aquí por algún motivo. ¿Qué planeaba?

-¿A dónde ibas? - preguntó con su típica voz tranquila y comenzó a masajear mis piernas que se habían puesto rojas por la fuerza con la que fueron apretadas.

Lo mire sin entender. Por la conversación que sucedió en la batalla entre los hermanos íncubo puedo deducir que Leo es el aliado de Jon, es mi enemigo.

-¿Qué planeas? - quité mi pierna de entre sus manos y retrocedí hasta llegar a la orilla de la cama.

Él suspiró y peinó hacia atrás sus cabellos rubios. Miré sus colmillos inconscientemente y me estremecí, recordando lo que me había hecho antes de desmayarme por el dolor.

-¿Qué me hiciste?

-Sustraje toda la droga de tu torrente sanguíneo, pero me rechazaste. Te cause dolor por tu terquedad. Cada vez que tomé de tu sangre solo debes recibirme con agrado y te llenaré de goce.

Se inclinó sobre la cama, tratando de acercarse a mí. Asustada, me pegue contra la encimera.

-Eso jamás sucederá.

Se detuvo al oírme, su rostro se arrugó de enojo y luego sonrió, cómo si acabase de recordar algo.

-Te equivocas, Renata, sé que te agrado más de lo que dices. Sé de tus sueños, de lo presente que me tenías, y haré realidad cada una de tus fantasías si solo me aceptas.

-No quiero, no me interesas - negué contundentemente -. Yo tengo a Gil.

Su rostro normalmente tranquilo se transformó en furia pura, me tomó de la pierna y me acorraló contra la cama. Una de mis muñecas fue tomada y puesta encima de mi cabeza y la otra inmovilizada a un costado. Sus ojos azules se tornaron peligrosamente rojos.

Sueños HúmedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora