Capítulo 4

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Es de noche. Las antorchas dan iluminación a cada uno de los marcos de tiro para arco. En cada sesión a la distancia, dónde está la línea para tirar, hay un balde con flechas y dos antorchas más.

Mis dos guardianas confidentes —Beatriz y Sofía— se quedan con los caballos no tan lejos de mí, mientras tengo un arco en mis manos y alcanzo una flecha. Le doy una vuelta entre mis dedos y la coloco en el arco. Apunto y tiro.

La flecha queda justamente en el centro.

Sigo con tranquilidad hacia el otro marco. Tomo dos flechas y levanto de nuevo el arco. Medio cierro un ojo y tiro.

Las dos quedan clavadas en el círculo rojo.

Silbo una melodía desconocida y escojo otra flecha en otro marco que no contiene ninguna antorcha. Hay muy poca iluminación, casi ni se ve, pero simplemente alzo el arco y cierro los ojos. No lo pienso mucho y tiro.

Doy en el centro. Las plumas qué hay al final de la flecha son ligeramente alcanzadas por la iluminación de las antorchas de al lado me hacen afirmar mi acierto.

Estoy en otro marco. Noto como Beatriz se acerca. La observo de reojo antes de tirar y dar en el blanco.

—Majestad —inicia.

Me persigue. Quedan tres marcos más.

—Te escucho.

Pruebo con tres flechas. Me encantan los retos, por lo cual, doy dos pasos más lejos.

—Encontramos a la mujer que está vendiendo la sustancia ilegal —dice—. Está justo en la capital. Se reunirá muy pronto en una taberna.

Estiro los brazos con el arco y las tres flechas. Hundo las cejas a Beatriz y tiro.

Ni siquiera observo si dio en el centro. La respuesta es clara.

—¿Supongo que ya enviaste a alguna guardiana a atraparla, no? —cuestiono.

Un búho se escucha por todo el bosque. Llevo mi vista hacia los árboles por un momento. La noche es hermosa porque es completamente oscura.

—Lo estaba por hacer, majestad —explica—, pero...

Llevo mi mirada a Beatriz. Ella parece preguntarse si debería de decirme o no. Caminamos hasta el otro marco. La sigo observando, mientras cargo mi arco. Enciendo la flecha de fuego con la antorcha que tengo al lado y apunto al marco.

—Una guardiana encubierta me informó que ese hombre, Zacarías, estaba en la taberna. —Tiro—. Y parece haber tenido tratos con esa mujer.

El marco se enciende por la flecha en el centro. Me volteo hacia Beatriz con mucho interés.

—¿Por qué me dices todo eso? —pregunto.

La alta morena encoge los hombros.

—Supuse que era algo que debía saber —explica—. Por toda esa atención que le ha dado al hombre últimamente.

No voy a mentir. El hombre me gusta, pero soy una reina, si piso esa taberna todos me reconocerían como la última vez.

—Aunque quisiera, no puedo ir —le recuerdo.

Cargo y tiro la última flecha, acertando. Acomodo el arco pasando la cuerda por mi torso y así el queda sobre mi espalda. Le sonrío a mi guardiana y caminamos hasta mi yegua. La monto y regreso a casa.

La inmensa necesidad de ir, recorre cada centímetro de mi piel. Respiro profundo y trato de concentrarme.

Tengo muchas cosas que hacer.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora