Capítulo 23

415 84 86
                                    

Camino con una presión disimulada, medio asiento a los que me saludan y sigo mi destino con la vista fija en mi guardia imperial.

Él me sigue buscando. Artículo una pequeña sonrisa, porque no le pone la atención que ella desea.

—Majestad.

Me detengo por obligación, cuando dos guardias exciviles se plantan frente a mí. Uno se ve nervioso y el otro solo está mirando detrás de mi hombro, como si hubiera más personas presentes en esta escena.

Poco me interesa, clavo la vista en Zac notando cómo esa princesa se acerca con disimulo más hacia él.

No pasa nada...

—Tenemos que informarle de un asunto importante, alteza —habla el nervioso.

Lo miro por un momento, invitándolo a que lo diga. Él traga duro cuando mis ojos se concentran en su color de cabello, que tiene como tonalidad al chocolate.

Asiento porque me gusta ese color y sigo viendo al pelinegro, intentando prestarles atención a estos dos.

—S-seguro que no me recuerdas —balbucea con torpeza.

Ella hace un ademán de tocarle la mano, pero él estratégicamente se mete sus manos en el bolsillo.

Casi sonrío por el acto, pero antes llevo de nuevo mi vista al chico que está frente a mí, sonrojado.

—¿Debería? —cuestiono, enarcando la ceja derecha.

Se queda estático, no entiendo por qué o qué diablos le pasa, pero su compañero suspira sonoramente, entonces lo miro a él.

Es rubio y me parece reconocible...

Oh.

Es el hijo de Sofía, mi guardiana confidente.

—Hay un movimiento extraño a las afueras, pero ya mismo iremos a revisar —explica—. Cualquier cosa la tendremos al tanto, majestad.

Lo acepto y se hacen un lado, dejándome pasar. Lo hago sin preocupación alguna para seguir mi camino, mientras escucho como uno de los dos golpea al otro detrás de mí.

—¿No podrías ser más idiota? —lo escucho.

La princesita es la que me capta primero. Abre un poco sus ojos y se inclina sujetando las puntas de su vestido turquesa.

Al instante Zacarías me observa llegar, pero yo solo veo a la chica a su lado.

Sonrío.

—¡Majestad! —saluda—. Qué honor estar frente a usted.

Me detengo, teniendo al pelinegro entre nosotras, pero más hacia atrás.

—Lo sé —respondo.

Ella sonríe temblorosamente, mientras mira de reojo a mi guardia imperial sin saber qué decir tras mi respuesta, creando un silencio que tampoco la ayuda a su incomodidad.

—Pero verla aquí también me indica su rango —agrego—. Es agradable tenerla en mi morada.

Eso la alivia, aunque sea mentira.

—Si, mi padre es muy bueno en sus cosas —murmura echando ojeadas al chico que está a nuestro lado —, sin embargo, intento distraerme.

Con lo mío.

Ignoro mis pensamientos y alzo las cejas, fingiendo interés.

—¿Con el guardia imperial? —Hago todo lo posible para no enfatizar mi molestia—. Él es muy hablador, de seguro le quitó el aburrimiento.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora