Capítulo 50

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                                El derrumbe

La puerta se cierra con las virreinas Calypso y Aina fuera de la sala; dejándonos a mí y a la reina madre de Norwguin a solas.

Sostengo la cuarta taza de chocolate ya casi por terminar, disfrutando y saboreando las últimas gotas. He estado tan fuera de mí que esta bebida es lo único que me ha mantenido enfocada en la conversación con las Reinas.

No soy débil, no caigo tan rápido por un hombre como para que me provoque estar como estoy en estos momentos. Sin embargo, la traición es lo que más me duele de todo lo que está pasando entre nosotros. Por esa razón, precisamente , me siento mal.

Llevo mi vista hacia la mujer, quien me mira con aseveración, haciéndome suspirar y así dejar mi bebida a un lado para darle lo que quiere.

—Dímelo —pido con aburrimiento.

Ella, felizmente, también deja su taza en la mesa y se acerca más a la orilla del sillón para hablar con sus manos en el regazo.

—Ya que lo preguntas —comienza con emoción—. No me iré con rodeos y seré clara.

—Entonces empieza —ordeno, replicando mis dedos en el brazo del sillón.

—Quiero y deseo que termines tu compromiso, Ayla. —Al instante abro mi boca para responder, pero ella no me lo permite—. Te tengo un pretendiente mejor.

Sin pensarlo, me carcajeo de esa propuesta.

—¿Uno mejor? —interpelo con burla y Rania lo afirma con su cabeza.

—Mi segundo hijo —suelta.

Lo sabía. Y lo que da más gracia es ver cómo a Ezra no le interesa conseguir una corona. Tal parece que madre e hijo no están de acuerdo con un futuro igual.

—No lo conozco —miento—. Dime al menos cómo es. Si me propones terminar con mi prometido, de seguro tu propuesta es más buena, ¿no?

Rania ya me conoce, es más, tanto así que su mirada se torna radiante de la emoción al oír mis palabras.

—Ezra köng Maxwell —informa, sonriente.

Finjo no reconocer el nombre.

—Sí lo conoces  —afirma—. Él estuvo en tu fiesta casamentera.

Nuevamente replico los dedos en el sillón, disimulando que jamás había visto a su hijo.

—Describe a Ezra —propongo.

Su sonrisa sale a la luz. Porque como a cualquier madre normal, le hace ilusión hablar de sus hijos.

—Es un hombre bastante atractivo —empieza—. Es muy alto, su cabello es castaño oscuro y los ojos son del mismo color que los de nosotras: grises. Sus facciones me tienen muy orgullosa. Tiene unas cejas medias finas y su nariz tiene buen tamaño para su rostro. Y ni hablar de su boca o mandíbula, esas están formadas en...

Mi risa la detiene, pero de verdad me fue imposible no burlarme. No porque no le crea; Ezra es un hombre lindo, mas su madre exagera solo para llamar mi atención.

—Perdón, pero ¿estás describiendo a un ángel o realmente es tu hijo? —pregunto con gracia.

Resopla fastidiada por mi burla.

—¡Que sí, mujer! —me regaña—. Nuestro duque es amigo de tu Nana —retoma, tomando su té.

¿La verdad? No me interesa, solo necesito acabar con esta reunión y terminar algunos pendientes. Para así encerrarme en mi habitación como una maldita cobarde que no quiere confrontar la realidad en este momento.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora