Tres años atrás.
Narrador omnisciente.
Los rebeldes del pueblo Murkbury de Caliha, provincia de Muscadet, se alistan para una revuelta contra la reina Ayla. Ella está a un paso de conseguir la corona imperial y varias persona se han negado a esta sucesión.
Son pocas, por ello, cuando los hombres alzan sus espadas y antorchas, la gente abuchea o solo se queda en silencio, mientras escucha lo que los rebeldes tienen para decir.
—¡No podemos permitir que una mujer sea líder mundial! —exclama el cabecilla—. ¡Entiendo que es nuestra reina, pero el mundo a estado en perfecto estado con los cuatros reyes imperiales. Una reina no hará el mundo diferente, al contrario, lo arruinará!
Sus aliados lo apoyan y la gente del pueblo se miran entre sí, medios convencidos o confusos.
—¡El liderazgo que tiene Ayla en Muscadet solo sirve en Muscadet, en el exterior solo hará que nosotros suframos las consecuencias! —insiste—. ¡Así que, ¿quien está conmigo?! ¡¿Quien evitará un gobierno lleno de sufrimiento y malas decisi...!
Una lanza pasa por medio de toda la gente y se clava en la cabeza del líder.
Él cae muerto al suelo y la gente se asusta y grita, mientras los rebeldes sacan sus espadas y se preparan para una pelea, sin embargo, solo son...
—¡Las guardianas confidentes!
Todo el pueblo le abre paso a la rubia robusta y a la alta morena. Ellas caminan con seguridad hacia los rebeldes, quienes tragan saliva y tratan de mantener la firmeza.
Llegan a el centro de la revuelta. Sofía les da una ligera sonrisa y Beatriz sigue caminando y pasa por el lado de los rebeldes sin miedo alguno. Ellos no se mueven de su sitio, intimidamos por la gran guerrera. Beatriz quita la lanza de la cabeza del cabecilla y se devuelve, limpiando la punta de la lanza con la tela de su armadura. Se acomoda al lado de su amiga y los rebeldes tratan de llevar la situación con calma.
—¿Que hacen aquí? —les pregunta.
—No, déjame preguntarles a ustedes: ¿que quieren realizar contra nuestra reina? —cuestiona Sofía.
Más de uno traga saliva y se plantea mejor la idea cuando Beatriz golpea el suelo con su lanza.
—La verdad —habla uno—. Todos aquí sabemos que fuera de Muscadet, nadie seguirá a una mujer. No podemos tapar el Sol con un dedo. Y queremos vivir, por ello, debemos de evitar que Ayla se convierte en reina imperial.
Sofía ríe y Beatriz saca una piedra y pule el filo de su lanza en frente de todos sumamente tranquila.
—Hablando de vivir —habla Beatriz, centrada en pulir su lanza—. ¿Realmente quieren hacerlo?
Los hombres alzan sus barbillas.
—Son dos nada más —dice otro—. Y nosotros cuarenta y cinco. Es una batalla perdida.
Sofía y Beatriz comparten sonrisa. La alta morena desecha la piedra y la rubia saca su espada.
—Será mejor que se retiren —Sofía les advierte a los del pueblo—. No queremos que ustedes sean parte de este baño de sangre.
La gente sale corriendo y eso asustada a los rebeldes, pero cuando menos se lo esperan, tienen a las guerreras encima de ellos.
Tratan de defenderse, sin embargo, Beatriz con su lanza, traspasa corazones y Sofía raja gargantas con su espada. Los rebeldes intentar pelear y ganar, pero el tiempo se hace corto y ya las guerreras acaban con más de la mitad y esos hombres que quedan, alzan las manos en forma de paz.
ESTÁS LEYENDO
QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)
Historical FictionAyla Clayton. Una reina imperial que gobierna un continente entero. Lucha con un enemigo que ha estado intentado extinguir su linaje desde hace muchos años, mientras consigue la justicia que merece su hermana difunta gracias a su maniática madre. Co...