Recuerdo de hace catorce años.
Ayla con diez años.
Estoy cepillando mi cabello. Las lágrimas bajan por mis mejillas, mientras jalo el cabello con fuerza, hasta quitar el nudo de mi larga melena.
Mamá olvidó a Luisa en el bosque. Salieron a pasear ellas dos y volvió sin Lulu. Dijo que ocurrió un asunto importante en el reino y creyó que un guardia la traía de vuelta.
Papá y yo fuimos por mi hermanita. Ella lloraba mucho. Solo tiene cuatro años, se sintió abandonada y asustada. La bañé y jugué con ella hasta que se le pasará el mal rato. La llevé a la cama, le leí tres cuentos y conseguí que se durmiera. Ahora, estoy en mi habitación. Me hundí en el agua de mi bañera y estuve un buen tiempo en ella. Salí y me coloqué mi pijama.
Lloro, porque tengo miedo. Miedo de no poder salvar a mi hermana del odio tan extraño que tiene mi madre hacia ella. No lo entiendo, le pregunto y solo dice que le arruinó los planes, pero ¿por qué? Solo es una niña, no tiene la culpa de nada, ni de ningún plan.
Trato de protegerla, trato de darle mi amor. Es una bebé y no comprende mucho, sin embargo, llegará a una edad donde lo percibirá y le dolerá. No quiero que llegue a eso, quiero que se sienta querida, aunque sea solo por mí. Yo la amo, es mi hermana pequeña y no la dejaré sola. ¿No será eso suficiente en el futuro?
Dejo el cepillo a un lado y bajo de la silla para dormir. Me acerco a la cama y mi puerta se abre sutilmente. Observo que es papá quien entra. Me subo a la cama y me siento en ella. Papá me encuentra y sonríe. Una sonrisa que me da paz, aún cuando a veces dudo si realmente nos ama o no.
—Hija —habla y trae una taza en sus manos—. Mira lo que te traje.
Se siente en frente de mí y me ofrece la taza.
—Chocolate con leche —susurro.
Acepto la bebida con emoción, pero antes de tomar, lo miro con un poco de miedo.
—Mamá dice...
—No lo sabrá —responde sin borrar su sonrisa—. Disfrútalo, mi princesa. Es para ti.
Se lo agradezco y lo pruebo.
Suspiro por el grandioso sabor que tiene el chocolate. Creo que me estoy volviendo adicta a su sabor.
Papá me observa en silencio. Me lo termino en menos de diez minutos y le devuelvo la taza. Él ríe y niega con la cabeza aceptando el envase. Me limpio la boca con mi antebrazo y examino a mi papá.
Él es igual que yo. Su cabello es negro y sus ojos grises brillan como los míos. Mamá le molesta nuestro parecido, pero a mí me encanta. No quiero parecerme a ella. No quiero ser como ella. Dice que cuando tenga dieciséis, me casará con un hombre y me dará la corona. Yo no deseo ser reina tan joven, quiero vivir más mi vida, quiero salir del castillo y ver cómo es el pueblo. Ver cómo es el mundo en el exterior. No solo los muros del castillo. Es muy aburrido. Mi hermana y yo queremos escaparnos, sin embargo, todavía nuestro escape está en proceso para cuando Luisa tenga seis años.
—Papá —le hablo.
—Dime, cariño —responde.
—¿Por qué amas más a mamá que a nosotras? —pregunto y papá se tensa—. Mamá es cruel con Luisa y conmigo, ¿eso no te hace odiarla?
Papá baja la mirada y ofrece una ligera sonrisa. Una sonrisa débil.
Esa cuando mamá invade su mente y su amor por ella lo controla más que el amor que debería de sentir por sus hijas.
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QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)
Ficción históricaAyla Clayton. Una reina imperial que gobierna un continente entero. Lucha con un enemigo que ha estado intentado extinguir su linaje desde hace muchos años, mientras consigue la justicia que merece su hermana difunta gracias a su maniática madre. Co...