Capítulo 31

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Ayla.

La emoción sigue presente en mi cuerpo.

Sentir sus labios sobre los míos, fue totalmente otro tipo de sensación que jamás había experimentado. No tengo la definición concreta, pero, joder, fácilmente podría ser una adicción.

La antelación de probar su boca de nuevo palpita en mi cuerpo, aún más cuando recuerdo cómo esos besos bajaron por mi escote. Justamente ahora tengo la piel ardiendo, repasando ese momento una y otra vez, como si el causante de mi reacción hormonal no estuviera detrás de mí. Es muy provocativo, no sé qué haré, pero de que volvemos a besarnos, volvemos a besarnos.

Pero ahora mismo tengo que respirar hondo, fingiendo que estoy sumamente bien y que no ansío llegar a mi estudio para estar a solas de nuevo. Anhelo un momento de privacidad. Lejos de las interrupciones que siempre se me presentan por ser alguien muy importante en este mundo o porque la suerte no está de mi lado en este tipo de situaciones.

Sin embargo, el sentimiento agridulce me envuelve al instante cuando mis ojos captan a dos personas bajando las escaleras.

Lean y su esposa.

Ella se encuentra toda emocionada a su lado, mientras que él apenas y le pone atención, leyendo algunos papeles.

No es que me moleste que mi conde tenga pareja, para nada, solo me molesta que sea ella en especial.

—¡Mamá se va a poner feliz cuando le diga que irás! —exclama.

Él le va a responder, sin embargo, nota nuestra llegada, ignorándola por completo mientras me mira.

—Alteza —me saluda.

La mujer a su lado se detiene también a darme su respeto.

—Majestad —saluda Samanta con una reverencia.

No me mira. Su atención está en Zac y eso, por alguna razón, me molesta. No le quiero dar importancia, así que pretendo seguir directo; mas Leandro no lo permite.

—Me gustaría hablar con usted —avisa rápidamente cuando capta mis intenciones.

Me guardo cualquier comentario y solo asiento sin nada que decir. Él sabe dónde estaré y que Samanta no es bien recibida, por lo mismo, escucho que le indica que debe de adelantarse a la casa de su madre, mientras que con mi cabeza le indico a Zac que me siga.

Llego a mi estudio y entro con ellos detrás. Me recuesto al frente de mi escritorio, cruzando los brazos sobre mi pecho. Tal acción hace que por obligación se queden de pie; Lean frente de mí, Zac a mi izquierda.

Mi conde no parece contento con el hecho de que esté aquí, pero prefiere concentrarse en iniciar lo que sea que quiere decir.

—Es sobre el cargo de Elvira —empieza—, no creo que...

—La quitaré de su puesto si me traicionó —decido.

Sabe que nunca perdonaría algo así.

—No tiene con qué sobrevivir, majestad —razona.

—Que Samanta trabaje.

—Yo mantengo a Samanta —contesta, provocándome que voltee los ojos—. Además, estoy seguro de que sus intenciones no eran traicionarte.

Aunque no lo fuera, simplemente al hacer intercambios con desconocidos o intentar ilegalizar documentos fuera de mi reino, ya es motivo para despedirla.

—Puede que sea mi duquesa desde hace años, pero no me permitiré considerar sus acciones desesperadas solo porque tiene historia aquí en mi jerarquía, Lean —le explico con cansancio.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora