Capítulo 51

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Leandro.

Siempre pensé que todo en algún momento se iba a salir de control.

Era una predicción que se mantuvo en mi cabeza por mucho tiempo. Quise ignorar tal suposición, porque me parecía que estaba siendo un tanto paranoico. Me concentré en mi trabajo para distraerme en otros asuntos, fuera de ese sentimiento negativo, sin embargo, la misma idea regresó y me fue consumiendo mientras veía las cosas cambiar de un momento a otro.

Conozco a Ayla desde hace cuatro años, y he estudiado sus comportamientos. Ella es una persona con el poder de apego. Me refiero a que cuando algo realmente ha llamado su atención, provoca que lo desee excesivamente y hará todo lo que esté en sus manos para obtenerlo.

¿Un ejemplo? El hombre que conoció en el pueblo de Gloswo. Sin embargo, también está su justicia.

Ella no se lo demostró a los demás, pero hemos estado trabajando en silencio para derrotar al reino Nudswood. Por supuesto, Ayla es un imperio, lo puede vencer en cuestión de minutos, sin embargo, la reina es una mujer que le gusta atacar de sorpresa. Le encanta ver como los demás la subestiman para luego hacer el golpe final y ganar.

No obstante, jamás pensé en que me apartaría de su estrategia contra su madre. Lo quiere realizar sola y está bien, ella es una mujer que siempre se manejó independientemente, pero es extraño que no necesite ayuda. Cuando su madre es su peor pesadilla.

No lo entendí y todavía sigo sin entender, aunque también sé que Ayla es el tipo de persona que puede esperar años y años con fin de obtener lo que desea. No me sorprendería que esté haciendo lo mismo con Ámbar.

Porque, algo muy en el fondo, me grita que todo lo que ha sucedido —exceptuando lo de su padre— Ayla lo sabía, y aún así, fingió más de una vez solo para darle a Ámbar lo que quería. Porque repito: le encanta que los demás la subestimen, para ella demostrar que es mucho mejor de lo que pensaban.

Ahora, en estos momentos, me encuentro yendo hacia la habitación de Ayla. Me acaban de avisar que ya ha vuelto al reino, luego de que salió corriendo hacia el bosque, pero la comprendí. Justo ahora está destrozada. Es comprensible que no quiera a nadie a su alrededor.

Me duele mucho lo que ocurrió. Ámbar es una persona muy cruel. Mató a su propia hija y ahora a su esposo. Es incomprensible y a su vez es molesto, porque todo ese daño, ahora lo carga Ayla como si ella fuera la culpable de los problemas de su madre.

Llego a su puerta, la cual, está resguardada por sus dos guardianas: Sofía y Beatriz. Ellas al ver mi acción de entrar, se interponen en mi camino. Hundo mis cejas en confusión al no entender por qué me detienen.

—Lo siento señoría, pero la reina prohibió el ingreso de cualquier persona a su habitación —Sofía me explica.

Suspiro bastante preocupado, pero era algo que ya me esperaba.

—Está bien. Sólo por favor mantenme informado de lo que haga —les ordeno y ellas asienten con la cabeza.

Doy media vuelta, pensando en cómo se sentirá en estos momentos. No me agrada que esté sola y encerrada en su habitación, no obstante, también sé que necesita su espacio y hasta que ella quiera, saldrá de ahí.

—Señoría —llama la voz de Beatriz, haciéndome voltear—. Debo de decirle dos asuntos más.

Me acerco de nuevo, accediendo a su petición.

—Nuestra alteza también ordenó que esto no saliera de aquí. Nadie fuera del palacio debe de enterarse, ni mucho menos la reina de Bosnat. —Asiento compresivo—. Y por último; el prisionero Zacarías pidió que lo visitará cuánto antes.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora