Capítulo 7

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La vida es injusta. La vida te arrebata a las personas que más quieres, porque según ella, es un ciclo normal, pero ¿cuándo no es la vida, si no, el mismo ser humano? ¿Cómo lo podemos llamar?

Algo inevitable. Porque en cualquier lugar va a suceder.

Por lo mismo, puedo decir que perdí la cuenta de todas las veces que le quité la oportunidad a alguien de vivir. No es mi mayor pasión, es mi trabajo y como mantengo la justicia moderada. Pero hemos llegado a un punto en que lo hacemos por venganza, y no me voy a excluir en ese grupo, es una decisión que debemos de tomar cualquiera cuando de verdad te hacen daño.

Como una líder mundial, sí me preguntan si tengo alguna justicia por cubrir, no reprimiría mi respuesta.

Porque esta es mi historia.

Nací siendo la heredera al trono de Muscadet. Mi madre y padre me dieron su absoluta atención desde el momento en que sabían que estaba por venir al mundo. Viví seis años en completa soledad, siendo la única princesa y recibiendo todo los halagos del palacio. Mi madre, Ámbar, jamás me mostró ante el pueblo, de modo que, toda mi infancia me la pasé en este castillo que llamo casa. Después de un tiempo vino mi hermana, Luisa.

A mamá no se le vió muy feliz, pero papá y yo estábamos más que contentos. Nació mi hermana y nos encargamos de darle una buena vida, que sintiera el amor que por alguna razón mi madre le negaba. Jamás llegué a comprender su odio por mi pequeña hermana, sin embargo, al notar que poco a poco yo iba cambiando, que no seguía las leyes que me impuso para cuando sería reina, se desesperó.

Su plan era hacerme sentir culpable y años más tarde, estar bajos sus mandatos por hacer un intento de cumplir mi deuda.

¿A qué me refiero?

Mató a mi hermana con veneno y huyó con mi padre, dejándome la responsabilidad de ser la reina apenas a mis dieciséis años.

Todo fue un golpe enorme para mí. Desde que la descubrí obligando a Luisa a tomar el veneno, hasta permitir que todo el pueblo me viera por primera vez con el peso de la corona sobre mi cabeza. Fueron tiempos muy difíciles. Era una adolescente rebelde que estaba hundida en la oscuridad. Tuvieron que pasar cuatro años para que tomará riendas a mi título para que no me lo arrebatarán. No lo tomé como cualquier otro rey, lo modifiqué a mi gusto, no le tenía miedo a nada ni a nadie. El que no le gustaba mis nueves leyes, podía buscarse a dónde vivir, porque Muscadet se convirtió en algo muy diferente.

Con esfuerzo logré que mi ejército se convirtiera en guerreras. Con esfuerzo logré que Muscadet fuera un imperio y con esfuerzo logré ser la primera reina imperial del mundo.

La oscuridad es un lugar donde piensas que no tienes salida. Deseas ahogarte y dejarte llevar por ese sentimiento que te succiona cada vez más para que dejes de batallar, pero cuando logras salir, cuando logras tocar la luz que te saca de ese abismo, ves el mundo completamente diferente, te ves capaz de conseguir lo que tú versión anterior se burlaba, porque te creías incapaz de obtenerlo. Y ese es el mayor logro que uno puede alcanzar. Superarse a sí mismo, superar esa oscuridad que te provocaba daño y sobrepasar toda la debilidad para convertirla en tu mayor fortaleza, en la fortaleza que ahora estás demostrando ser y que nadie puede destruirte. Ya que, si no lo hiciste tú mismo, ¿por qué alguien más lo haría?

Es un trabajo muy largo. Todos somos diferentes y todos tenemos problemas, pero no significa que no se puede lograr.

—Su Majestad —saludan con una inclinación.

Tengo una reunión inesperada. Hay tres Reyes de reinos cercanos y su séquito. Más el mío que son el gabinete y mis guardianas.

Me sorprendieron sus visitas a decir verdad. Acaba de despedirme del príncipe que invité hace algunos días. Nos besábamos en la sala de descanso, hasta que Sofía me avisó que tres Reyes pedían mi ayuda. Me molesté por un momento. Ahora al ver sus expresiones, sé que es algo importante.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora