Zacarías.
El viento golpea contra mi rostro al mantener la ventanilla del carruaje abierta.
El mismo nos lleva a un particular lugar que hasta ahora Ayla cree que sigue siendo secreto para mí. Traqueo mi cuello buscando comodidad y escucho el ruido de algo caerse al suelo del carruaje. Mi mirada se dirige al sector y resultó ser un arete de Ayla. Ella intenta recogerlo, pero su ropa no le permite llegar ni su largo cabello le permite ver del todo.
La ayudo al agacharme un poco. Ve mi acción y se endereza, esperando que se lo entregue. Está cerca de sus zapatos, así que no me tardo mucho en recogerlo, pero hay un gran problema y es que sin poder evitarlo, subo lentamente mi mirada por su cuerpo hasta llegar a sus ojos, los cuales, ya están sobre mí como de costumbre.
—Le encantan los diamantes —afirmo.
Sus zapatos son del mismo mineral y su arete también.
—Y verte ahí abajo también me encanta —me coquetea.
Me levanto y le entrego el objeto. Ella se lo pone al instante, mientras la observo con determinación. Desde hace ratos está inquieta: me mira más de lo normal y sonríe con timidez, algo que escasamente hace, por lo mismo, quiero saber a qué se debe esta actitud tan diferente el día de hoy.
—¿Por qué está nerviosa? —investigo de una vez.
Arruga su frente, fingiendo que no tiene nada.
Siempre tratando de ocultar sus emociones.
—Hace años que no siento esa emoción —contesta.
Reprimo curvar mis labios cuando confirmé lo que pensé.
—Como diga —no insisto.
Muerde su labio inferior, atrayendo mi atención por unos segundos a ese lugar.
—Solo espera —indica.
Asiento y ella dirige su vista hacia la ventana sin percatarse de que todavía sigo mirándola.
Me irrita, ¿por qué? Porque todo lo que hace, no es para llamar mi atención, es para que revele mi ya interés sobre ella. Me gusta físicamente, sí, pero percibo que atrás de toda esa faceta de seducción, existe algo más que quiere obtener.
No confío en mí mismo, porque ahora no necesito pensar en ello, sin embargo, sé que me he negado a tocarla, no porque no quiera, sino, porque me es fascinante verla intentar conseguir su deseo.
Desvío mi mirada a la ventanilla cuando siento que la voy a analizar más de lo que me permito y debido a ello, me entero del lugar en el que estamos llegando.
Mi pueblo, Azahara.
La gente se va acomulando al notar que el carruaje imperial se acerca. Coloco mi codo izquierdo en el ventanal y mis dedos rozan mis labios, mientras miro a los niños corriendo para perseguirnos. Los jóvenes y adultos caminan con rapidez para saber cuál es nuestro destino.
Al detener el transporte minutos más tarde, las guardianas deben de hacer una barrera para que la reina pueda salir. Procedo a hacerlo primero y después rodeo el carruaje para abrir la puerta y ayudarla a bajar.
No sé si es ese vestido rojo con el abrigo de color blanco, lo que la hace ver deslúmbrate o simplemente es lo que ella aporta con su aura de reina imperial. Por unos segundos nos mantenemos enredados a no perder el contacto visual, hasta que su sonrisa de diversión me hace reaccionar.
La suelto de la mano al estar en el suelo. Ella empieza a saludar a sus ciudadanos, mientras bajo la vista para planchar y acomodar mi abrigo un poco, pero dejo de hacerlo en el momento en que un llamado infantil acapara toda mi atención.
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QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)
Tarihi KurguAyla Clayton. Una reina imperial que gobierna un continente entero. Lucha con un enemigo que ha estado intentado extinguir su linaje desde hace muchos años, mientras consigue la justicia que merece su hermana difunta gracias a su maniática madre. Co...