Capítulo 42

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Recuerdo de hace ocho años.

No aguanto más. Normalmente mi día a día es estar en mi cama, ahogada en el maldito sufrimiento que me causaron mis padres por sus egoístas decisiones. No en una maldita fiesta, que por alguna razón, mi condesa hizo para que conociera a personas con más experiencia en el mundo de la realza, y así nutrir mi destino como reina.

Destino cómo reina.

Lo único que tengo ganas, es quemar este lugar. ¿Eso ayudaría a mi destino como reina?

En fin. Lo bueno, es tener la mínima edad para tomar champán, lo malo, es no poder tomar whisky. Como si en las noches, cuando se acaba mi chocolate, me atribuyo de ese alcohol hasta amanecer con un fuerte dolor de cabeza.

Suspiro y miro a personas que no me interesa, pero debo de fingir que sí. Es sumamente insoportable. Se acerca una pareja con una sonrisa más falsa que la mía. Desean una amistad que no necesito. Solo los ignoro y se terminan yendo.

Ya es algo rutinario.

—Mi querida Reina —llega Mariela con un poco de gente—. Me gustaría presentarte a los reyes de Bosnat y su príncipe.

Dejo la copa vacía en la mesa y les doy atención.

Por primera vez en la noche, no noto falsedad en sus expresiones. Por fin logro ver cómo los reyes al menos, les importo. O sea, no me interesa importarles, a lo que me refiero es que ellos se ven genuinamente emocionados por conocerme.

Muevo mis ojos al chico que está su lado esperanzada de que tenga la autenticidad de sus padres, sin embargo, la reconfortación se desaparece al ver su mirada juguetona y una espantosa sonrisa impregnada en su rostro.

—Mucho gusto, majestad, soy la Reina Atenea. —La reina me ofrece una pequeña inclinación con la cabeza. Se la devuelvo.

—Soy el rey Asclepio —se presenta su esposo.

Nombre de un Dios y una diosa.

Por primera vez en la noche, comparto la sonrisa de su hijo y lo miro con burla.

—Adivino; ¿Alfeo? —digo, soltando la risa de los padres, menos la de él, quien se muestra ofendido.

Después, el padre le pone la mano en la espalda de su hijo y lo empuja más hacia adelante.

—Muy lejos alteza, soy el príncipe de Bosnat, Hades Lemonis —se presenta y me extiende su mano.

La miro con indiferencia.

—Ayla Clayton, reina de Muscadet —contesto y acepto su mano.

Pero le transmito con mis ojos que no se le ocurra besarme, cosa que nuevamente sonríe burlón y sus labios chocan contra mis nudillos al hacer todo lo contrario a lo que le exigí.

Hago una mueca quitando mi mano y él se devuelve a su lugar, bastante complaciente.

—Los dos son jóvenes —dice Mariela—. Será más fácil que se comprendan, ¿no les parece?

Volteo los ojos. Hades no quita su horrible sonrisa burlesca y sus padres aceptan el comentario.

—Falta poco para que Hades tome la corona, pero cuente con nuestro apoyo siempre, majestad —ofrece el rey, mirándome.

No respondo nada.

—Al menos de que cambies de opinión, claro —agrega su madre entusiasta.

Mariela se ríe como el rey. Solo Hades y yo estamos confundidos.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora