Capítulo 22

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Empieza la orquesta a tocar y todos se acomodan en el centro de la sala para bailar con sus respectivas parejas.

Es difícil permanecer como una estatua que recibe halagos e insinuaciones por cada "pretendiente" que se acerca. Ni siquiera he ingerido nada de comida porque no sé de dónde sale tanto soltero que hace que me detenga cuando estoy dispuesta a ir a la mesa de comida. El vestido no ayuda tampoco porque, aunque estamos en la etapa del frío, tantas capas de telas y demasiadas personas a mi alrededor me está empezando a acalorar —a veces me abanico con las manos—.

Me remuevo incómoda cuando un duque se va después de que rechacé su invitación de bailar con él.

—Nana, sé que quieres que me case, pero no creo que sea la mejor forma... —empiezo mi discurso.

No obstante, ella me calla dándome suaves palmadas en el brazo, mirando al frente.

—No hables y siéntate bien —me indica.

Frunzo mi entrecejo, fijándome en la misma dirección que ella.

Quisiera voltear los ojos al notar a Polo caminando con seguridad y con su sonrisa de arrogancia hacia mi puesto.

Él que faltaba.

—Si no es mucha molestia, majestad. —Llega y extiende su mano hacia mí—. ¿Me permite esta pieza? —pregunta.

No le contesto por unos segundos a propósito, porque sé que él se avergüenza y yo disfruto verlo ahí: con la mano extendida y sin ninguna respuesta de mi parte.

Seguiría, pero mi nana me codea de nuevo.

—Claro, ¿por qué no? —acepto.

Con pereza me levanto y tomo su mano.

Nos encaminamos al centro de la pista, las personas se hacen a un lado sorprendidos por el hecho de que sea yo la que va a bailar. Mi vestido es tan grande que acapara bastante espacio, por lo mismo, es que también somos los únicos que estamos bailando y eso claramente me incomoda, ya que los invitados nos rodean para presenciar esta escena.

Es una atención que obviamente al príncipe no le molesta ni un poco.

—¿Debo sentirme amenazada por su promesa, príncipe Shallow? —cuestiono e intento buscar con la mirada a mis guardianas.

Él ríe y posa las manos en mi cintura. Dejo las mías en sus hombros y nos movemos despacio hacia los lados, hacia atrás y adelante.

Lamentablemente me encuentro con la mirada de  Ramsés. Está rodeado de varias mujeres jóvenes, pero su mirada está en mí con clara diversión.

—Yo soy el que debería sentirme amenazado, no usted —comenta sonriente el príncipe—, ya que no fui quien dijo que su reino sería su próximo objetivo.

Quiero hacer una mueca molesta cuando mis ojos notan algo más precioso pasar por otro lado.

Es Zac. Está verificando que todo vaya en orden, mi respiración se entrecorta hasta el momento en que desaparece de mi vista. Nuevamente miro al rey imperial y él ahora observaba el mismo lugar que yo.

No me interesa, ya que continúo en mi búsqueda, en la que hallo a Sofía y al momento intento transmitirle con la mirada que saque a las parejas que están paradas como espectadores y las obligue a que bailen. Ella no entiende y alza los hombros, así que llevo mi vista a una pareja y después a la pista. Alza las cejas cuando capta y se dirige hacia las personas, invitándolas a que pasen al centro.

Me siento más aliviada viendo que la gente se acerca para unirse a nosotros con sus acompañantes.

Entonces retomo fijando mis ojos en el príncipe;

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora