Capítulo 57

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                                   El final

Leandro.

Un poco antes de la llegada de las guardianas a la sala de trono.

Me voy despertando poco a poco. Encuentro la oscuridad de mi estudio, así que volteo la cabeza al instante, buscando a los guardias con la esperanza de que se hayan retirado de aquí.

Esperanza que se esfuma al verlos en sus posiciones de antes.

Me remuevo un poco y llamo sus atenciones, ya que es incómodo estar atado. Me duele el cuello por haber tenido la cabeza agachada por no sé cuánto tiempo y las manos las tengo apretadas por nudos para nada delicados.

Sin embargo, la pienso.

Ayla...

Necesito salir de aquí cómo sea. No puedo permitir que Ámbar le haga más daño. Nunca me lo perdonaría. Estoy aquí antes que ella, es mi deber avisar sobre lo que está sucediendo.

Busco alternativas fáciles y eficaces para salir de aquí. Una de ellas es mantener la calma y tratar de manipular a los guardias para lograr mi liberación.

—¿Qué está pasando? —hago la pregunta.

Escucho un bostezo de alguno de ellos. Miro de reojo al otro que juega distraído con una estatua de decoración y analizo sus debilidades en segundos.

—Nos estamos revelando —responde el de mi derecha sin importancia—. Ya era hora de hacerle entender a Ayla que esto no es un mundo de mujeres, sino de hombres.

Su compañero lo apoya y yo contengo mi molestia por completo para contestar con coherencia.

—Este mundo no es ni de mujeres, ni de hombres. No es de nadie —dejo en claro.

Se ríen y el que juega con el objeto niega la cabeza con una sonrisa.

—Estás equivocado.

—Equivocado está usted —me retracto—. Dime, le dieron el pase a Ámbar para que tomara el reino, pero ella es una mujer, entonces ¿dónde cabe ahí su lógica?

Se endereza, mientras me reclamo mentalmente por manifestar su ira. No necesito que se enojen conmigo si quiero salir de aquí lo más antes posible.

—Ámbar nos prometió que apenas tuviera el reino, se casaría y obtendríamos por fin un rey digno para esta nación —responde—. Además de engendrar hijos varones para el futuro de Muscadet.

Con fuerza de voluntad aguanto las ganas de reír, porque sé muy bien que eso es mentira. Ella jamás compartiría los lujos y el poder con otra persona. Así que me doy cuenta que solo prometió esa idea para conseguir la ayuda requerida de los hombres rencorosos de Muscadet y emboscar el palacio.

—Están hablando de Ámbar —me burlo—. La reina que fue un desastre en su anterior gobernar solo porque amaba el poder y el dinero, ¿por qué todavía le tienen esperanza? —cuestiono y los hago dudar—. Yo opino que esto solo es una jugada de su parte para tener de nuevo el mando con facilidad y así después hacer lo que quiera.

Así es como quiero que estén. Se miren entre sí sin saber qué responder. Abren y cierran la boca, pero no dicen nada.

Porque en el fondo saben que tengo razón. Los manipuló y muy descaradamente fingió que haría lo que ellos tanto desean, cuando no será así.

Sin embargo, al momento en que estoy por añadir más argumentos para seguir con mi plan, la puerta se abre.

Y para sorpresa mía, el que entra es el guardia imperial de la reina.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora