Capítulo 8

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-¿Tienes todo preparado?

La voz de Donovan me toma por sorpresa. Asiento sin mirarlo y termino de acomodar unas hermosas peonias que había dejado sobre el escritorio del señor Hamilton.

El tiempo de espera entre las dos semanas de reformas se nos escurrió de las manos como agua, y su oficina había quedado completamente arreglada para que el ricachón pudiera empezar hoy mismo a trabajar.

-¿Flores? -pregunta con escepticismo-. ¿Creés que es una buena idea?

-Se llama decoración -le respondo con burla-. Tú y tu frágil masculinidad jamás lo entenderían.

Donovan sonríe divertido y entra a la oficina. Luego se lleva las manos a los bolsillos y observa cada rincón con atención.

-Me dijo papá que tú decoraste todo. ¿Es verdad?

Vuelvo a asentir y levanta el mentón satisfecho.

-Lo has hecho fenomenal, tienes buen gusto y has encontrado el equilibrio perfecto en las piezas que elegiste. Es masculino, elegante y profesional… Salvo por las flores, claro.

Empujo inofensivamente a mi hermano y termino de acomodar los almohadones de un hermoso sofá de terciopelo verde situado de cara al enorme ventanal de la oficina mientras sonrío por dentro ante el cumplido de Donovan. La decoración de interiores es una de mis pasiones y sentí que hice lo mejor que pude teniendo en cuenta el poco tiempo disponible. Sobretodo con aquel rincón especial.

Sin dudas podía imaginarme a Christopher recostado sobre ese cómodo sofá, admirando la vista nocturna de la ciudad después de una larga jornada laboral mientras bebía algo del pequeño estante que le había preparado a modo de mini bar.

-¿Dónde va a estar el arquitecto? -pregunta distraído luego de ver con recelo todas las botellas de alcohol que seleccioné especialmente para el señor Hamilton.

-Quiso quedarse con el depósito.

-¿El que está pegado a recursos humanos? ¿Por qué?

-No lo sé -contesto-. Tengo entendido que no va a pasar tanto tiempo en el edificio como Hamilton. Y me dijo que no tenía problema en quedarse con esa oficina pequeña y detestable.

-¿Te dijo?

-Si, me dijo -miro a Donovan e inclino la cabeza-. ¿Algún problema con eso?

-Ninguno -responde casualmente tratando de ocultar su vena celosa-. Sólo creía que Hamilton era el que iba a ponerse en contacto contigo sobre ese asunto, no el arquitecto.

-No seas dramático, intercambiamos un par de correos electrónicos, eso es todo.

Mi hermano levanta una ceja y me estudia con detenimiento.

-¿Te ha mencionado lo de las apuestas?

-¿No me habías dicho que no podíamos hablar de eso?

-Bueno… Si… Pero quizás…

-Olvídalo, Donovan -le corto tratando de esquivar el tema-. No hablamos más que para coordinar eso.

Y era verdad. Después de nuestro almuerzo no lo había vuelto a ver. Paul sólo me había escrito para arreglar el asunto de su oficina provisoria, porque el señor Hamilton estaba tan tapado de trabajo que no tuvo tiempo ni intenciones de solucionar ese problema conmigo. Lo cual agradecí enormemente. De las pocas veces que había cruzado palabras con Christopher siempre terminaba hecha un desastre. Sin embargo, con Paul era mucho más fácil.

Miro la hora de mi reloj y me arreglo la falda de manera inconsciente.

-El señor Hamilton debe estar por llegar -le aviso a mi hermano mayor.

No Te Enamores De Mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora