No Te Enamores De Mi

Capítulo 40

Los rostros de Donovan y Alexander se tiñen de pánico y toman rápidamente la ropa que dejaron en el suelo para cubrir sus partes íntimas. Ambos parecen sorprendidos, como si los estuviera agarrando con las manos en la masa. Monique, por otro lado, toma un cojín del sofá y se tapa los pechos. Pero a diferencia de mis hermanos, no luce para nada arrepentida.

-¿Qué demonios...? -logro balbucear y de pronto siento un gran hueco en mi pecho.

Hay tanto que quiero decir pero tengo la mente en blanco. No lo entiendo, de verdad no lo entiendo.

-Monique -digo su nombre con la voz quebrada y me odio a mí misma por sonar tan débil-. ¿Por qué...? ¿Por qué...?

Quiero acercarme a ella pero no puedo, mis pies están pegados al piso y mi cuerpo parece congelado por el shock de ver a mi mejor amiga follando con mis hermanos.

-¿Es por esto que me estabas evitando? -pregunto al fin cuando logro ordenar mis ideas-. ¿Es por esto que te sentías "indispuesta"?

-Briana...

-¿Cómo eres capaz de hacerme algo así, Monique? -digo y me quito un par de lágrimas que amenazan con salir-. De mis hermanos lo esperaba pero no me lo esperaba de tí.

-¿No te parece un poco hipócrita de tu parte? -responde mientras se pone las bragas y una camiseta, luego queda de pie-. ¿Qué derecho tienes de que te moleste que me acueste con tus hermanos cuando tú haces exactamente lo mismo con el mío?

-¡¿Qué?!

Héctor, mis hermanos y yo decimos aquello al unísono y me siento más confundida que nunca.

-¿De qué estás hablando? -interfiere Héctor-. ¿Creés que Briana y yo...?

-No intentes negarlo, hermanito. Una amiga del trabajo los vió juntos en un antro.

Donovan y Alex ya están completamente vestidos y sus espaldas se tensan cuando terminan de escuchar eso. Puedo ver en sus ojos la molestia y los celos que se están apoderando de ellos, pero aquello es la última de mis preocupaciones. Y para ser sincera en este momento me importa una mierda cómo se sienten.

-¿Qué demonios creés que estábamos haciendo? -responde Héctor con la paciencia casi al límite-. ¿Y a qué te refieres con vernos juntos? Porque te puedo asegurar ni siquiera nos hemos besado.

-No me veas la cara de estúpida.

-¡Maldita sea, Monique! -exclamo con frustración y tomo un poco de pastel con mis manos para tirárselo en su dirección-. El único motivo por el cuál nos vieron juntos fue porque te estábamos preparando una fiesta sorpresa para tu cumpleaños.

-¿Qué? ¿Fiesta sorpresa?

-¡Si, Monique! ¡Fiesta sorpresa! -respondo molesta-. Todo este tiempo estuvimos cuidando cada detalle para darte una noche inolvidable. Hicimos malabares para encontrar el lugar perfecto, conseguir las bebidas, mandar las invitaciones y hasta para decorar el maldito lugar. No te haces una idea lo mal que nos sentíamos porque tú estabas actuando extraño y nosotros no podíamos decirte nada.

Le doy la espalda y cierro los ojos para tranquilizarme. Mis emociones están a flor de piel y no quiero decir algo que empeore las cosas.

-Si supieras todas las sorpresas que teníamos planeadas para tí... -digo y vuelvo a mirarla-. ¿Por qué no nos preguntaste si estaba pasando algo entre nosotros? ¿Por qué...? ¿Por qué no se te ocurrió que todo el misterio se debía al festejo de tu cumpleaños? Demonios... Si hasta mis hermanos sabían lo de la fiesta.

Miro rápidamente a Donovan y Alexander y adivino sus intenciones, así que levanto mi dedo índice para evitar que digan alguna patética excusa o intenten pedirme perdón.