Capítulo 31

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-Jean Paul, cariño -dice Gwyneth-. No seas maleducado, saluda a tu cuñada.

¿Paul es el cuarto hermano? Una puntada de dolor me atraviesa el pecho y me siento mareada. No puede ser cierto. No, definitivamente me niego a aceptarlo. El joven parece igual de sorprendido que yo pero a pesar de las circunstancias acorta la distancia entre nosotros para saludarme.

-Briana -se limita a responder mientras estrechamos nuestras manos, sin embargo sus ojos están puestos únicamente en Christopher-. ¿Tu novia? ¿De verdad?

Mierda. Mierda. Y más mierda. Paul tiene un cabreo monumental y no puedo culparlo, pero al menos agradezco que no se haya montado un numerito. Sólo espero que su familia, las personas que lo conocen mejor que nadie, no se den cuenta de eso y podamos mantener las apariencias.

-¿Conoces a Briana? -pregunta Ulises sorprendido.

-Es la hija del señor Torres -contesta con las manos apoyadas en su cintura mientras se muerde el labio inferior por el enojo-. Trabajamos juntos. Los tres.

-Oh, vaya -murmura Mary Kate-. Qué pequeño es el mundo.

-No te imaginas cuánto.

La voz de Paul muestra decepción. Y siento cómo mi corazón se encoge en ese mismo instante.

-Ya tendremos tiempo para hablar de eso -comenta de buen humor el padre-. Pasemos a la mesa, la comida está a punto de ser servida.

Todos asienten y se dirigen al comedor pero yo me quedo inmóvil y me toco la frente con las manos temblorosas. Christopher sigue a mi lado y me toma del brazo cuando pierdo el equilibrio al intentar dar un paso hacia adelante.

-Necesito… Necesito…

Las palabras no me salen. El nudo del estómago sube hasta mi garganta y las ganas de llorar se hacen cada vez más grandes.

-Briana…

-Necesito pasar al cuarto de baño.

El empresario luce completamente arrepentido.

-Por favor -le pido antes de que quiera decirme algo más y asiente con culpa.

Subimos hasta el segundo piso y atravesamos un pasillo repleto de obras de arte. En otro momento me hubiera gustado detenerme a observarlas, pero lo último que quiero ahora es distraerme con pinturas. Christopher me abre la puerta del baño y se queda parado del lado de afuera, a la espera de que me esconda en aquel espacio seguro y decida salir cuando quiera.

Me siento en el inodoro y comienzo a ver borroso por la cantidad de lágrimas que empiezan a caer por mi rostro. Me cago en la puta mierda. Una vez que comienzo a llorar no puedo detenerme y el nudo en la garganta se vuelve insoportablemente doloroso. La he cagado. La he cagado a lo grande. Paul y Christopher eran hermanos.¿Cómo es posible que no supiera algo tan importante como aquello? Intento unir las piezas pero me es imposible. No había nada que conectara a una persona con la otra. Sin embargo recuerdo el apellido del arquitecto por los correos que solíamos enviarnos y tomo el celular para googlear el apellido de Gwyneth.

Evans. Por supuesto, me digo a mi misma y me siento más estúpida que nunca. Todo este tiempo había usado el apellido de su madre. ¿Pero por qué? Cierro los ojos, incapaz de pensar en nada y siento un vacío en el pecho que me perfora de lado a lado. No puedo sentarme a almorzar y a hablar como si nada hubiera ocurrido. Esto es grave. Demasiado grave. ¿Qué voy a hacer? No tengo las fuerzas para seguir fingiendo ni el coraje para enfrentar a Paul. Y lo peor es que tengo que hacerlo, aunque no quiera.

Me levanto del inodoro y camino hasta el enorme y elegante lavabo. Estoy hecha un desastre. No, definitivamente no puedo bajar y dejar que me vean así. Tengo que regresar a la habitación del hotel y pedir que alguien venga a por mí. O comprar algún boleto de avión y que Monique o mi padre me recojan en el aeropuerto. Pero eso llamaría demasiado la atención y no generaría otra cosa más que drama o mentiras. Y ya estaba cansada de eso. Sonrío con amargura mientras sigo quitándome las lágrimas del rostro. Había tomado la decisión de crecer y dar un paso hacia adelante, y el universo se estaba riendo de mí.

No Te Enamores De Mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora