Capítulo 25

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El resto de mi semana lo paso prácticamente en mi cama. Contesto correos, hago alguna que otra videollamada con Christopher y organizo las tareas desde la comodidad de mi habitación.

En esos días también sobrevivo a mi período y me recupero completamente para cuando llega el viernes. Sin embargo, lo único que no cambia es mi relación con mi padre y mis hermanos. No hablo con ellos, ni siquiera por temas laborales. Samantha es mi única intermediaria entre mi padre y yo. Y en cuanto a Donovan y Alexander los tengo bloqueados de cualquier plataforma en la que se puedan comunicar conmigo.

Para el día del viaje los tres me esperan en la puerta de mi apartamento. Hubiera preferido tomarme taxi hasta el aeropuerto en vez de tener que compartir tiempo con ellos pero mi padre necesita hablar con Christopher antes de que nos tomemos el avión y no me queda otra que aceptar aquello. Sin embargo voy en silencio durante todo el trayecto. No voy a darles el gusto de pretender que las cosas entre nosotros están bien cuando la realidad es totalmente diferente.

Mi padre maneja con Donovan a su lado, mientras Alexander va en los asientos traseros pegado a mí. De todos es con el que menos enojada me siento. Y no sé si es por su carisma o si es porque es mi hermano preferido, pero dejo que me tome de la mano como ofrenda de tregua entre nosotros.

Me bajo del auto y Alex me pasa la valija. No es demasiado grande pero lleva un poco de todo. Aún no sé qué planes tiene Christopher conmigo y decidí elegir prendas que sirvieran para cualquier ocasión.

-Gracias -murmuro y dejo que me abrace a pesar de mi cara de pocos amigos.

-Que tengas buen viaje, peque -me dice sobre mi oído-. Si necesitas algo, llámame. ¿De acuerdo?

Asiento y me dirijo hacia donde mi padre, quien intercambia unas palabras con Christopher a un par de metros de distancia. Pero Donovan me toma del brazo con rapidez.

-Briana, espera.

-¿Qué quieres? -le digo a secas y sin mirarlo.

Demora unos segundos en contestar. Tiene el semblante decaído y parece estar batallando entre sus impulsos controladores y su arrepentimiento.

-Cuando vuelvas del viaje hablaremos.

Termina de decir aquello y me suelta. Sin embargo, sus ojos fríos y calculadores no dejan de observarme al ver que no le respondo. Pero yo ladeo la cabeza y levanto una ceja con desaprobación.

-¿Eso es una orden?

Mi hermano mayor se aclara la garganta y mira hacia el suelo, avergonzado.

-Cuando vuelvas del viaje… -se corrige-. ¿Podemos hablar?

-¿Vas a contarme todo? -pregunto con escepticismo y asiente-. De acuerdo, hablaremos.

Me doy la vuelta y camino hasta donde mi padre y Christopher. Los dos dejan de hablar cuando llego a su lado y el empresario me regala una media sonrisa.

-¿Está pronta, señorita Torres?

-Si, señor Hamilton -contesto y observo de reojo su magnífico jet privado.

Es blanco y en el timón de dirección está escrito su nombre con detalles verdes. Dos azafatas nos esperan al final de las escaleras, sobre la puerta. Y tengo que recordarme que Christopher es un hombre de negocios con una cifra ridículamente gorda en su cuenta bancaria.

-¿Tienes un minuto? -me dice mi padre antes de subirme al avión.

El empresario nos concede un poco de privacidad y se para al lado de las escaleras.

-¿Qué quiere, señor Torres? -pregunto fingiendo profesionalismo.

Mi padre relaja los hombros y suelta un suspiro cansado. Pero después de unos segundos me mira y frunce el entrecejo.

No Te Enamores De Mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora