Capítulo 52

181 23 114
                                    

Mis ojos se cruzan con los de Paul y siento en ése preciso instante cómo el corazón se me hunde. La voz del arquitecto suena exactamente igual a como la recordaba y tengo que obligarme a tragar saliva antes de responderle. Hay tanto que quiero decirle pero sólo me limito a susurrar su nombre.

-Paul...

Me quedo corta de palabras y eso me hace sentir estúpida. El semblante del joven pasa de sorprendido a preocupado y se acerca rápidamente a mi lado.

-¿Estás sola? ¿O viniste con alguien?

Paul intenta asegurarse de que esté bien pero la verdad es que me pierdo en sus ojos oscuros como una polilla en busca de luz. Lleva pantalones negros y una camisa blanca remangada a la altura de sus codos. Su cabello está peinado hacia atrás y un mechón rebelde cae por delante de su frente desnuda. Está guapísimo y huele de maravillas. Sonrío con tristeza y me doy cuenta que no ha cambiado mucho, pero a diferencia de su contagiosa jovialidad ahora se lo ve más serio y maduro.

-Vine... Vine acompañada.

-Me alegra escuchar eso -dice y mira hacia los costados-. Este lugar está cada vez peor, tienes que tener cuidado.

Asiento sin dejar de mirarlo, como si estuviera en shock. Mi mente está completamente en blanco y ningún pensamiento coherente se me cruza por la cabeza. ¿Realmente era él? No recordaba la última vez que habíamos hablado. Todo lo que alguna vez tuvimos terminó de manera abrupta hace unos cuantos meses atrás y me resultaba absurdo tenerlo frente a mí. Parecía un espejismo. Una ilusión.

-¿Estás bien?

-Si, claro -respondo y me obligo a forzar una sonrisa por educación-. ¿Has venido a cubrir un reemplazo?

-En realidad hoy sólo vine a ver. Pero quedaré a disposición por si necesitan que ocupe un asiento.

-¿Hay algún jugador nuevo? ¿O son los mismos de siempre?

-Hay un par de novatos con hambre de gloria -dice bromeando y me sonríe con ternura-. Algunos de ellos son buenos pero les falta bastante para llegar a mi nivel.

-Ojalá supiera de qué estás hablando, es un juego demasiado complicado y aunque estudié las reglas en una noche ya me olvidé de lo básico. Pero definitivamente le has dado más de un dolor de cabeza a mi hermano en aquella sala de apuestas, así que te creo.

Paul ladea la cabeza y me observa de arriba a abajo con curiosidad.

-Luces diferente.

-¿Diferente, cómo? -pregunto nerviosa.

-No lo sé... Sólo... Sólo diferente.

-¿Eso es algo bueno o malo?

-Es algo bueno -contesta y se lleva las manos a los bolsillos-. O al menos esa es la impresión que me dió al verte después de tanto tiempo.

Escucho al joven arquitecto y juego con mis manos para controlar el torrente de emociones que estoy sintiendo en este momento. Siempre fuí bastante extrovertida y jamás tuve problemas para entablar una conversación. Pero de todas las personas Paul era el último al que esperaba cruzarme. Y sinceramente no creía que iba a tener la chance de volver a verlo. Así que me está resultando extremadamente difícil pensar en un diálogo apropiado.

-¿Briana?

Paul parece notar mi lucha interna y se acerca un paso más a mí. No estamos demasiado cerca pero ya siento el calor que emana de su cuerpo y eso me provoca una angustia inexplicable.

-Lo lamento -contesto con honestidad y me abrazo a mí misma para calmar el dolor de mi pecho-. Aún no me creo que estés aquí.

-¿Por qué no te lo creerías?

No Te Enamores De Mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora