Aprieto mis manos en puños cuando veo que toda la ropa que yo misma había seleccionado está suplantada por un montón de prendas sensuales y provocativas.
-Demonios, Monique -maldigo entre dientes y le doy un puñetazo a la maleta.
Habíamos quedado en que ella se iba a encargar solamente de los bikinis y la lencería. ¡No de todo mi maldito equipaje!
Tiro las prendas sobre la enorme cama y la presión me empieza a subir cada vez que encuentro algo nuevo. Veo mucho cuero, seda y transparencias. También veo mucho negro, animal print y colores metalizados. Los vestidos son o muy cortos o muy escotados. Las blusas y las camisetas parecen pegarse al cuerpo de manera casi obsena y las minifaldas son del tamaño de una servilleta. ¿Qué se supone que me voy a poner si a Hamilton se le ocurre una cena familiar o una visita rápida por su antigua oficina?
Me siento en el piso y escondo el rostro entre mis piernas. Tengo el autoestima elevado, sin embargo, no puedo salir vestida como una supermodelo. Soy alta pero mis piernas no son lo suficientemente esbeltas, mi abdomen no es lo suficientemente plano y mis pechos no están lo suficientemente parados para toda aquella ropa del demonio.
No sé qué hacer. Miro la hora en mi teléfono. Aún me queda tiempo pero no el suficiente para salir del hotel y comprarme algo más discreto. Todavía tengo que bañarme, peinarme y maquillarme. Suspiro con cansancio. Mañana me iré de compras. Mientras tanto usaré lo más decente que encuentre.
Cuando termino de asearme y arreglar mi cabello vuelvo hacia la montaña de ropa y después de romperme la cabeza por diez minutos elijo un vestido negro de seda. Me queda pegado al cuerpo, tiene un escote redondo pronunciado y es demasiado corto para mi gusto. También lleva un pequeño tajo completamente innecesario sobre el lado derecho de mi pierna. Luego miro mis zapatos. No hay muchas opciones. Me pruebo unas sandalias de tiras con tacón alto, bañadas en brillos plateados que centellean bajo la luz cada vez que muevo los pies.
No sé qué planes tienes Christopher pero después de una eternidad ya quedo pronta para nuestra cita falsa. Me miro frente al espejo y me tomo una foto rápida para mandársela a Monique con un mensaje de amenaza. La muy maldita me las va a pagar cuando vuelva a la ciudad. No es un atuendo que elegiría para ir a cenar, mucho menos para ir a una galería de arte.
Pero a pesar de mi desafortunada maleta tengo que admitir que me veo bien perra. Y sólo por eso mi amiga se lleva un mísero punto a favor. Y también tengo que admitir que una parte de mí se muere por ver la reacción de Christopher. Sobretodo cuando se entere que no llevo ropa interior por debajo de aquel provocativo vestido.
Me pongo un poco de perfume por detrás de mis orejas y llaman a mi puerta en el momento que me estoy retocando el brillo labial. Tomo mi cartera y me dirijo hasta la puerta. Cuando la abro me encuentro al empresario del otro lado. Lleva un traje en gris oscuro con una camisa blanca abierta en el cuello. Su cabello cae liso y sedoso y su cuerpo huele a colonia extremadamente lujosa.
Una de sus manos está apoyada en el marco de la puerta mientras la otra descansa en sus bolsillos. Me paro más derecha y me muerdo la lengua para suprimir las ganas que tengo de saltar sobre él. Se ve sencillamente espectacular.
-Señor Hamilton -le digo de manera cordial y espero a que termine de hacerme un repaso de muerte antes de seguir hablando-. ¿Ya está pronto?
El joven no dice nada, sólo se limita a mirarme. Pero unos segundos después asiente y empezamos a caminar por el pasillo. No sé qué pasa por su cabeza. Está callado y con el entrecejo levemente fruncido.
Cuando entramos al elevador junta sus manos por delante y levanta la barbilla evitando el contacto visual. Hago lo mismo y presto atención al tablero que marca los pisos. ¿Es por el vestido? ¿O por mis tacones demasiado llamativos? Arrugo los labios con decepción y trato de olvidar mis pensamientos intrusivos. Si tiene alguna queja que se las agarre con Monique, no conmigo.
ESTÁS LEYENDO
No Te Enamores De Mi
RomansaBriana Torres es una hermosa y brillante joven que cambia su antiguo trabajo por un puesto como la secretaria de su padre en la empresa de construcción Torres y Asociados. Allí tendrá que pasar sus días soportando los celos y la intensidad de sus he...