Capítulo 13

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El resto del día transcurre tranquilo. Christopher no vuelve a dirigirme la palabra ni a pedirme nada relacionado al trabajo. Parece que mi última visita a su despacho le dejó las cosas más que claras y sé que a partir de ahora nuestra dinámica laboral va a ser diferente a lo que venía siendo. Si quiere sexo va a tener que pedírmelo de rodillas, porque no pienso acostarme con cavernícolas de mente cerrada como él o como su arquitecto.

Al día siguiente me despierto un poco adolorida de la entrepierna, pero me obligo a levantarme de la cama. Al fin y al cabo aún faltan unos cuantos días para el fin de semana y tengo que seguir trabajando. Sin embargo, había olvidado por completo que teníamos la inauguración del terreno donde iban a comenzar con las obras del hotel del señor Hamilton. Y eso quería decir que tenía que verme presentable a pesar de mis pocas energías.

Tomo mi teléfono y llamo a mi padre.

-Cariño -responde con la voz gruesa y pausada como la de alguien que recién se despierta-. ¿Está todo bien?

-¿Cómo tengo que ir vestida hoy?

-¿Qué? -pregunta aún dormido-. ¿Te refieres a la inauguración?

-Si -respondo mientras me levanto en dirección a mi armario-. Nunca he atendido un evento de ese tipo.

-Lleva lo que quieras. Con tu ropa de siempre va a funcionar, pero si quieres puedes usar algún vestido de esos que tienes.

-Tengo muchos vestidos, papá -le respondo y frunzo mis labios-. Pero supongo que hablas de esos que me compré para la oficina y nunca los terminé usando.

-Si, si... Esos mismos... Elige uno de esos... Ahora déjame dormir unos minutos más antes de que pase a buscarte...

Sonrío con ternura y corto la llamada. Luego doy un paso hacia atrás y evalúo seriamente cuál vestido usar. Me gustan unos cuantos pero intento buscar alguno que sea apropiado para la ocasión y que al mismo tiempo grite "zorra poderosa e inalcanzable". No puedo evitar pensar en Christopher y en Paul. No soy una mujer rencorosa, pero la idea de lucir espectacular mientras ellos sólo se limitan a mirar me divierte y me excita.

Veo un vestido gris entallado al cuerpo de mangas largas y escote cruzado. Me lo pruebo y me miro en el espejo con satisfacción. Es sencillamente increíble. Se siente cómodo, me calza a la perfección y no es demasiado llamativo para desentonar con el evento. Sin embargo, ahora entiendo porqué mis hermanos no querían que lo usara. Es condenadamente sexy y provocativo. Y sé que me va a causar más de un problema, pero al final del día va a valer la pena.

Me pongo un poco de máscara para pestañas, luego elijo un labial neutral y me dejo el cabello suelto y lacio. Bebo un poco de café a las apuradas y antes de salir por la puerta tomo la cartera Chanel negra que me regalaron mis hermanos, unos tacones del mismo color y mi agenda electrónica.

-Vaya, cariño -exclama mi padre con las ventanas de su coche bajas-. Te ves preciosa.

-¿De veras lo dices? -le pregunto antes de subirme y levanto los brazos para que me vea mejor-. ¿No crees que es demasiado?

-Para nada -contesta seguro-. No tiene nada de malo. Al contrario, la prensa va a quedar encantada con la belleza de mi hija.

Sonrío satisfecha y me subo al auto. Sus palabras siempre terminan levantándome el autoestima. Por supuesto que me veo bien, sin embargo la aprobación de mi padre hace que mi corazón se sienta un poco más feliz. Hacemos el viaje en silencio. Él conduce con cuidado mientras yo repaso todas las tareas en mi agenda. No estoy nerviosa, pero espero que todo salga bien.

-¿Cómo te sientes? -pregunta mi padre mirando hacia adelante, como si estuviera adivinando mis pensamientos.

-Bueno... -le digo con sinceridad-. Nunca atendí ninguna inauguración así que no sé qué esperar.

No Te Enamores De Mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora