Capítulo 39

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El viernes llega y hablo con mi padre para trabajar media jornada y recuperar esas horas después así puedo irme al spa con Monique para empezar las celebraciones de su cumpleaños. Por supuesto, no tiene ningún problema en aceptar mi pedido y cuando llega el mediodía tomo mis cosas y salgo rápidamente de mi oficina.

-¿Hoy almuerzas más temprano? -pregunta Donovan cuando me ve caminando por los pasillos del edificio.

-¿Por qué siempre te encuentro revoloteando por todos lados menos en tu despacho? -contesto de manera casual para cambiar de tema-. ¿Acaso eres alérgico al trabajo?

Mi hermano mayor sonríe y se le forman dos hoyuelos adorables en sus mejillas.

-Tu pregunta me ofende, hermanita -responde y se acerca a mí con las manos en los bolsillos-. Por supuesto que soy alérgico al trabajo.

Cierro los ojos y niego con la cabeza. Ahora la que sonríe soy yo.

-¿No quieres ser mi asistente?

-¿Disculpa?

No me detengo y continúo caminando hasta llegar al elevador. Donovan me sigue los pasos y se pone frente a las puertas del ascensor para bloquearme el camino.

-¿Sigues trabajando para el ricachón?

-Algo así -digo y lo muevo de lugar para tocar el botón.

-¿Qué ocurrió?

-No puedo quedarme a hablar, Donovan. Tengo que ver a Monique.

-Te acompaño hasta el primer piso y me pones rápidamente al día.

La persistencia de mi hermano resulta exasperante pero no pierdo el buen humor porque Donovan parece genuinamente interesado en intercambiar un par de palabras antes de que deje el edificio. Entramos juntos al elevador junto a otros compañeros de trabajo y nos ubicamos sobre una esquina para cuchichear en privado.

-Entonces -me pica para que siga hablando-. ¿Hamilton no está trabajando en su ciudad de manera definitiva?

-Nunca dijo que fuera algo definitivo.

-¿De verdad creés que va a regresar?

Miro a mi hermano y levanto una ceja con curiosidad.

-¿Hay algo que no sepa?

-No te estoy ocultando nada, peque -contesta y se ríe por el repentino cambio de expresión en mi rostro-. Pero la última vez que pisó el edificio para llevarse algunas de sus cosas lo noté diferente. Y papá nos comentó que jamás lo había visto tan triste y desanimado como aquel día. ¿Te llegó a decir el motivo por el cual volvía a su antigua oficina?

Niego con la cabeza y veo el tablero del elevador que indica la cantidad de pisos que faltan para llegar a la recepción principal.

-Lo único que sé es que tuvo algunos problemas personales relacionados a su familia -comento y me muerdo la lengua sabiendo perfectamente que yo era la culpable de su partida-. No me dió más detalles pero dejó abierta la posibilidad de resignar mi contrato con él en el caso de que no me gustara la nueva modalidad de trabajo.

-Las obras empezaron hace un par de meses ñ. ¿De verdad piensas trabajar con Hamilton a base de correos y videollamadas por el resto del año?

-No lo sé, Donovan. Aún no he pensado en eso. Pero para serte sincera me gusta esta nueva libertad de no tener que verlo todos los días. El trabajo sigue siendo igual de intenso pero al menos no siento la presión de estar a su lado.

-Mandalo a volar y trabaja para mí, peque. Seguro le sobran secretarias y yo puedo consentirte como una verdadera princesa.

-Olvídalo, Donovan -comento divertida y me cruzo de brazos-. Trabajar para tí o para Alex sería un auténtico dolor de cabeza. Y, a diferencia de lo que ustedes piensan, me gusta lo que hago.

No Te Enamores De Mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora