Me hago la idiota y camino cada vez más rápido después de escuchar a Jack decir mi nombre pero llega a mi lado y se pone frente a mí para detenerme.
-¿Qué haces aquí?
Lo miro y tenso la mandíbula. Lleva unos pantalones de mezclilla claros, una camiseta blanca y un saco de hilo azul marino. Tiene el cabello alborotado pero se las arregla para verse espectacular. Sus ojos, sus labios y su delicada nariz crean una armonía envidiable y me sorprende una vez más el pedazo de rostro que se carga.
-¿Tengo que llenar un formulario para que me autorices a salir de mi casa?
Jack suelta un resoplido molesto y frunce los labios.
-No me refería a eso -dice con impaciencia-. Esta no es una zona muy segura.
-¿De qué hablas? Este lado de la ciudad es el mejor.
-Estás a veinte minutos de tu apartamento, Briana. Hace bastantes kilómetros que dejaste de caminar por el “mejor lado de la ciudad”.
-Como sea, chico parisino. Que tengas buenas noches.
No tengo ganas de empezar a discutir por idioteces así que paso por su lado pero me toma de los brazos, dispuesto a no dejarme ir.
-Espera, Briana. Hablemos.
-No tenemos nada de qué hablar, Jack. Soy demasiado dulce e inocente para tener el honor de que al menos me tomes enserio. ¿Lo recuerdas?
-¿Por qué sacas todo de contexto? -exclama claramente molesto pero no me levanta la voz, solo cierra los ojos para calmarse-. ¿No podemos tener una conversación en paz?
-¿Dices cosas hirientes y pretendes que hable contigo como si nada? Creí que había sido clara la última vez. No me hagas perder el tiempo.
Me suelto de su agarre y empiezo a caminar por la acera. Jack no me frena pero tampoco se queda atrás y me alcanza con facilidad para ponerse a caminar a mi lado. Lo miro de reojo y le doy otra mordida a mi porción de pizza. Puede quitarme el buen humor pero jamás las ganas de comer. Luego de diez cuadras no soporto más el silencio incómodo entre los dos y decido abrir la boca.
-¿De verdad vas a seguirme hasta mi apartamento? ¿Eres un acosador ahora?
-Si no quieres hablar como una persona civilizada entonces no me dejas otra opción.
-Vaya, pensé que era yo la insistente.
-La única diferencia es que a tí sí te ha funcionado.
-Lo único que logré fue un polvo rápido y muchos dolores de cabeza -respondo sin dejar de mirar hacia adelante y acelerando mis pasos cada vez más-. De haberlo sabido no me habría molestado en abrir las piernas.
-Briana…
-Ya te lo dije, Jack. No me hagas perder el tiempo. Lo mejor que puedes hacer es darte la vuelta y volver con las dos tipas que dejaste atrás. No tenían el aspecto de niñas caprichosas como yo y definitivamente lo que tú estás buscando en este momento es alguien que tenga la misma cantidad de años en experiencia y madurez.
-Sueles burlarte pero a veces realmente actúas como una niña caprichosa.
-Es que lo soy, cariño -respondo con sarcasmo-. Y al parecer a eso a tí te encantó. No puedo culparte, todos los hombres mayores suelen fantasear con las más jóvenes al menos una vez en su vida.
-No juegues la carta de la edad, Briana.
-No estoy jugando a nada, sólo estoy diciendo la verdad. Al fin y al cabo eres seis años más grande que yo. Sólo te falta tocarme el trasero sin mi consentimiento y ya puedes recibirte de viejo verde.
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No Te Enamores De Mi
RomanceBriana Torres es una hermosa y brillante joven que cambia su antiguo trabajo por un puesto como la secretaria de su padre en la empresa de construcción Torres y Asociados. Allí tendrá que pasar sus días soportando los celos y la intensidad de sus he...