Jack agarra la bolsa de mi ropa y cierra la puerta de su apartamento. Luego se da la vuelta y me toma de la mano para entrelazar sus dedos con los míos. Aquel gesto me quema la piel pero logro calmarme y caminamos hasta el elevador. Sin embargo, los segundos pasan y las ganas de besarlo me resultan cada vez más insoportables. Así que me limito a recrear solamente aquel deseo en mi cabeza mientras bajamos en silencio hasta el primer piso.
-¿En qué estás pensando? -pregunta con curiosidad.
-En nada -respondo y las mejillas se me ponen coloradas al instante.
-¿Segura?
Asiento pero el joven no parece dispuesto a dejarlo pasar. Y su mirada inquisitiva me resulta incómoda.
-¿Por qué me miras así? No te lo voy a decir.
Jack sonríe con sorna y me pecha el hombro de manera juguetona.
-Vamos, puedes decírmelo. Prometo no burlarme de tí.
-Estaba pensando en lo mucho que deseo besarte en este momento -contesto evitando su mirada-. Quiero que me tomes del cuello, que pegues tu cuerpo al mío y que me comas la boca sin descanso hasta que las puertas del elevador se abran.
Jack deja de sonreír y de pronto su expresión divertida cambia rápidamente. La mano que sostenía la mía me suelta y se pone delante de mí para chocar mi cuerpo contra una de las paredes del ascensor. Suelto un gemido cuando me sujeta la parte de atrás de mi cuello, exactamente como quería que lo hiciera. Y me erizo de pies a cabeza cuando su rostro queda demasiado cerca del mío.
-¿Por qué me haces esto, Briana?
-¿Hacer qué? -pregunto en un hilo de voz, completamente perdida en sus labios.
-Volverme loco -dice y toma una bocanada de aire antes de cerrar los ojos con frustración, luego frota su nariz contra la mía-. No sabes lo mucho que necesito darte lo que deseas, nena.
-¿Y por qué no lo haces?
-Ya sabes el porqué.
-No me importa, Jack -digo apoyando mis manos en su cintura para pegarlo aún más a mi-. Ya no me importa nada.
El sonido de las puertas del elevador abriéndose logran que el joven tense la espalda y la burbuja de nuestra perfecta intimidad se rompe una vez más. Jack relaja los hombros y parece volver a pensar con claridad. Y, a cambio, me regala un fugaz beso en la frente como ofrenda de una tregua que me deja un sabor amargo.
-Tiempo al tiempo, Briana -murmura aquello más para él que para mí y me toma nuevamente de la mano.
Salimos del elevador y cruzamos el hall principal del edificio. Habían tantas cosas que quería decirle, pero de nada servía hacerlo con las hormonas revolucionadas y la cabeza dándome vueltas. Jack se había comportado como un caballero todo este tiempo y aunque la tensión sexual ya nos resultara insoportable sabía que tenía razón. Porque en este último mes había logrado varios avances y cada vez estaba más cerca de encontrar el amor propio que tanto necesitaba. Y eso estaba por encima de cualquier hombre o acto impulsivo.
Llegamos a la puerta y le pido la bolsa. El joven me la alcanza pero parece vacilar por un instante. ¿En qué estará pensando? El Jack que había conocido en la casa lo de los Montgomery se mostraba seguro de sí mismo y actuaba con una tranquilidad envidiable, como si tuviera todo bajo control. Pero el Jack de ahora era diferente. Estaba al tanto de todos mis movimientos y parecía que la fachada de indiferencia desaparecía cada vez que estábamos juntos.
Sonrío y trato de despedirme de él de la manera más casual posible para demostrarle que me encontraba bien.
-¿Te veo hoy en el trabajo?
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No Te Enamores De Mi
Любовные романыBriana Torres es una hermosa y brillante joven que cambia su antiguo trabajo por un puesto como la secretaria de su padre en la empresa de construcción Torres y Asociados. Allí tendrá que pasar sus días soportando los celos y la intensidad de sus he...