Capítulo 28

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Las palabras de Christopher resuenan en mi interior y honestamente no sé qué decirle. Sabía que le gustaba, no era estúpida. Pero creía que él había sido frío y distante conmigo y que sólo me estaba usando, cuando en realidad estaba mostrando afecto y atención a su manera.

-Christopher… -murmuro dubitativa y dejo la copa de vino sobre la mesa-. Gracias por hablar conmigo de manera sincera.

Por ahora es lo único que puedo expresar en palabras. Su confesión y su historia de vida me dejan por el suelo y las ganas de reprimir mis sentimientos hacia él son cada vez más grandes y difíciles de contener.

-Espero que ahora puedas entenderme un poco mejor -responde con la voz relajada.

Asiento y juego nerviosa con mis manos. El aire se vuelve más denso y me cuesta mirarlo a los ojos. No sé qué es lo que quiero y mentiría si digo lo contrario. Así como él nunca se detuvo a pensar en sus emociones yo no me he tomado el tiempo necesario para pensar en las mías. Todavía intento superar el rechazo de Jack. Y con Paul me he sentido cómoda y segura a pesar de nuestros encuentros íntimos. Pero debo admitir que Christopher también me mueve el piso.

Quiero conocerlo de verdad. Saber más de él. Cuáles son sus miedos, sus anhelos, sus sueños. Quiero pasar más tiempo a su lado, intentar algo nuevo y diferente por fuera de nuestra relación laboral y sexual. Sin embargo hay algo que no me termina de convencer, y no puedo simplemente tirarme de cabeza hacia lo desconocido. Christopher recién se está abriendo conmigo y sería imprudente confiar plenamente en su palabra. Ya me han lastimado en el pasado y lo último que deseo es involucrar mis sentimientos una vez más. Sé que mi desconfianza se debe a todos los años de mentiras y engaños para con mis hermanos. Y aunque quisiera algo serio con Hamilton el sólo hecho de pensar en Donovan y en Alexander hace que me duela la cabeza.

Por otro lado pienso en las advertencias de Monique. Nada de sentimientos, nada de romance. Ella sufrió mucho más que yo por amor y sé que sus intenciones son buenas. Pero no es tan fácil cómo parece. No puedo poner una barrera entre mis emociones y simplemente decidir no enamorarme de nadie. Lo único que puedo hacer es fingir que no me importa y mantenerme así el tiempo que sea necesario.

Christopher se levanta del sofá y se sienta a mi lado. Se mueve con elegancia y parece un felino a punto de atacar a su presa. Me limito a observarlo y a perderme en sus ojos como una polilla adicta a la luz artificial de algún farol callejero.

-¿En qué estás pensando? -me pregunta y me acaricia la mejilla con una mano.

Su piel está helada pero me quema como si fuera fuego. Se ve increíblemente atractivo bajo las estrellas de aquella terraza, y me obligo a tragar saliva con fuerza para poder responderle.

-En nada -contesto y mis dedos tocan el cuello de su camisa-. Solo… Solo…

Hago una pausa para aclarar mis ideas y respiro profundo mientras el empresario me observa con curiosidad.

-Me gustas, Christopher. Pero no confío en tí -digo al fin, abriéndome por primera vez-. Quiero estar contigo y conocerte mejor antes de decidir si realmente vale la pena entregarte mi entera confianza. Puedo entender tus dificultades para confiar y ceder el control. También puedo entender lo difícil que debe ser para tí demostrar emociones y afecto. Pero no soy una posesión o un adorno que puedes reclamar y dejar olvidado en un rincón. Necesito que al menos lo intentes, aunque no sepas cómo hacerlo. Si confías en mí con el tiempo yo podré confiar en tí, eso es todo lo que pido.

-Suena justo -responde con una sonrisa de oreja a oreja y me besa apasionadamente.

Sus labios tocan los míos y su lengua se abre paso en mi interior para degustarme. No estoy tranquila ni conforme, pero al menos fui sincera y le dije exactamente lo que esperaba de él. Si no cumple con mis expectativas puedo dar un paso atrás sin culpas. Una de sus menos me toma el cuello y me acerca un poco más a él. Huele delicioso. Y sabe delicioso. Sé que estamos en un lugar público pero no me importa. Ahora que expresé en voz alta cómo me sentía puedo permitirme disfrutar de aquello.

No Te Enamores De Mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora