[5: EL DRAGÓN ROJO]

300 29 4
                                    

EL DRAGÓN ROJO

«Rojo como la sangre, como el fuego, es el color más pasional, el más intenso, de sólo verlo algo dentro tuyo te dice que el peligro está cerca. El dragón rojo y tricefalo es el emblema de la casa Targaryen, no hay nada que los defina mejor, por algo "fuego y sangre" es su lema. ¿Se casan entre ellos para preservar su sangre? ¿o se casan entre ellos por qué la sangre llama a la sangre? Ellos son así pero no buscan paz para equilibrarse, buscan lo mismo que ellos son, quieren desesperadamente caos y pasión. »

Mientras los más jóvenes se quedaban juntos, Aegon y Morgan fueron a explorar por ahí, por supuesto con una botella de vino.

—Estás más alto de lo que esperaba. —confesó Aegon.

—No creas que llegarás a ser más alto que yo. —rio bebiendo de la botella.— Mi padre es más alto que tu padre y mi madre es más alta que tu madre.

Se quedó un rato en silencio, su madre siempre le dijo que Daemon era su verdadero padre, aún así seguía siendo su primo, le arrebató la botella y bebió. Estuvieron caminando y bebiendo un largo tiempo, tanto líquido hizo que ambos tuvieran ganas de orinar, y eran hombres, no tuvieron mucha vergüenza de hacerlo ahí detrás de un árbol. Morgan logró ver la mirada indiscreta que su primo le daba a su miembro.

—Tu hermana, Helaena, es hermosa. —comentó buscando molestarlo.

—No lo es y para colmo es rara. —estaba celoso.— Tienes un pésimo gusto.

—¿Eso creés? Tu aún eres un niño ¿qué sabes de mujeres?

—¡No soy un niño! ¡Ambos cumplimos los dieciocho ya! —lo empujó.— Y para que sepas ya hice muchas cosas.

—¿Sí? ¿Cómo qué? —se apoyó en un árbol y se quedó mirándolo.

—Bueno, ya toqué mujeres.

—Cuéntame más. —presionó al verlo nervioso.

—Toqué el trasero de unas criadas.

—¿Y?

—¿Y? —repitió, ¿no era eso ya mucho?

—Y supongo que lo hiciste sin que ella esté interesada y sobre su ropa. —rio cuando él se quedó en silencio.— La única experiencia que tienes debe ser la cantidad de pajas que te haces al día.

—Yo... —no sabía que podía decir para que él dejara de reírse.— ¿Y tú? ¿Qué has hecho?

—¿Realmente quieres saberlo? —se separó del árbol y lo empujó a él contra el tronco.

—¡¿Qué hacés?! —bramó rojo y sintiendo las manos del otro en sus hombros aún haciendo fuerza contra él.

—Voy a mostrarte ¿no quieres?

—¿Mostrarme? —su voz tembló, y sinceramente no podía apartar la vista de los labios de su primo.

—Sí, las palabras son aburridas y no entenderías. —se acercó más contra él.

—Somos hombres, los dos. —musitó con dificultad.

—Somos hombres, y los hombres hablan de éstas cosas ¿no?

Sangre TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora