[12: ARDER]

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ARDER 

«El matrimonio de Aemond y Visenya era próspero, aún no habían tenido un primogénito pero esperaban pronto buscarlo, los días eran tranquilos, calmados, ni una vez habían tenido una pelea...pero esa relación era tan serena como el hielo, ninguno de los dos ardería nunca con el otro, la verdadera Visenya se había quedado escondida en un rincón de su ser únicamente reservada a quién amaba, Cole; y por más que Aemond lo intentara nunca tendría alguna verdadera conexión con ella, y cuando se diera cuenta como el deseo o/y el amor realmente se sentía, el frío sería más notorio, y las ganas del calor del fuego al arder con alguien más serían abrumadoras»

 Un año después de la boda de Visenya y Aemond Targaryen.

Ceryse estaba aprendiendo a leer y escribir con Daemon, fue cuándo llegó la invitación del tuerto a su boda que él descubrió que la niña no sabía ni una letra, así que se tomó gran parte de su tiempo para enseñarle.

—Ya deja el escándalo, anciano.

El maestre Gerardys traía a empujones a Morgan.

—¡Éste engendro del mal que trajo, príncipe, se puso a romper libros!

—¡Sólo fue una hoja!

Daemon se rio y cerró el libro que tenía en la mesa.

—¿Por qué lo hiciste? ¿No estás feliz con las clases que el maestre te da? —habló divertido.

—Quería preguntarte algo y él no me deja llevarme los libros... y eso que nunca lo suelo pedir, todo es demasiado aburrido.

—Déjame con él, me aseguraré que no se repita.

El hombre se fue quejando en voz baja mientras se marchaba.

—Es un dibujo. —Cery curioseaba desde su asiento.

—¿Realmente así se veía sir Laenor? —preguntó mostrándole la imagen.

—Se ve más apuesto de lo que era en la realidad, pero sí.

—Ese es el viajero que te acosaba, aunque estaba calvo cuando lo vimos —señaló la jovencita.

Daemon pasó la mirada desde su hija hasta el joven, frunció el ceño y antes que pudiera preguntar algo ya se lo respondieron.

—Antes de que viniera él visitaba muchas veces el Dragón Rojo, me pagó por unas cuantas noches.

—¡¿Te cogió?!

—Me lo cogí en realidad, ¡pero sí sabía que se hacía pasar por muerto mi precio hubiera sido más alto!

—¡No pueden decírselo a nadie! —Daemon se levantó de golpe.

¿Qué mierda pasaba por la cabeza de Leanor? Había prometido mantenerse lo más lejos posible de Westeros y ahora se enteraba de que con todo el descaro del mundo había hecho un viaje a la mismísima capital.

—Tú lo hiciste pasar por muerto —musitó ella.

—¿Por qué lo harías? —le habló directamente a él.

—Para casarse con Rhaenyra —respondió su hermana.

Daemon puso su mano sobre la cabeza de su hija haciéndole entender que no hablara más, luego miró a Morgan de manera severa.

—Esto nunca pasó, está bien.

—¿Me puedes dar algo a cambio por no decir nada? —Cery sonrió mirándolo.

Él abandonó el temple serio y rio, la despeino, se agachó y le dejó un beso en la cabeza.

—Puedes pedir lo que quieras.

Sangre TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora