[39: HERMANA MENOR]

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HERMANA MENOR

«Saera cuando era una niña sabía lo que era ser una hermana menor, aunque Baelon no la llevara a todos lados como lo hacía con Gael, él nunca falló como hermano mayor. La cuidaba, le traía regalos y le contaba historias antes de dormir, jugaba con ella tanto como a veces también le gustaba hacerle pequeñas bromas. Con la muerte de Gwayne y el distanciamiento con sus hermanos olvidó totalmente lo que se sentía ser aquella pequeña hermana menor. Cuando volvió a tener a Bae cerca, ella se tuvo que marchar. Ahora, años después volvió a recordar esa sensación, y ahora no sólo tenía un hermano mayor, sino tres.»

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—Volveré pronto, pórtense bien hasta que regrese—ordenó Daemon besando la cabeza de Gael.

—Siempre nos portamos bien —se atrevió a decir con una sonrisa.

—Claro que sí —bromeó—. Si no es mucho pedir, ¿puedes hablar con Sae sobre tus hermanos?

—Por supuesto, papá. Ten un buen viaje.

—Gracias, hija, nos vemos pronto —se despidió mientras se subía a Caraxes.

Ella lo vio irse, suspiró y caminó hasta su carruaje, sir Arryk entró junto a ella.

—¿Tomó una decisión, mi princesa?

—Si, seguiremos manteniéndolo en secreto de todos. Especialmente de mi padre y mi madre —lo miró seriamente.

—Le he jurado que no les diría nada, en ningún tipo de circunstancia, sin embargo, si me permite opinar.

—No se lo permito, sir, sé qué dirá y no cambiaré de opinión. Por otro lado, la llegada de Saera no es oportuna, su cercanía con Daeron es peligrosa, él está demasiado enamorado para tener buen juicio, y ella se volvió muy curiosa, si abre la boca echará todo a perder.

—El joven príncipe está enamorado, pero creo que respetará la promesa que le hizo.

—No debí confiarle aquello —musitó mirando por la ventana—, al fin y al cabo terminará pronto y no habrá valido de nada ponerle un secreto a cuestas.

El camino de vuelta fue silencioso, se sintió largo y pesado. Sir Arryk le había ofrecido su mano al bajar del carruaje y no muy lejos se encontraba un sirviente para decirle que la reina la solicitaba en el gran salón.

Aegon pisó sin querer los pies de Rhaena al ver entrar por la puerta a Gael, en venganza la más joven lo pisó a propósito.

—Justo a tiempo —Alicent festejó mientras la llamaba a su lado—. Ustedes sigan —ordenó a los jóvenes.

—Mi reina, ¿me necesitaba?

—Sí, ¿te ha dicho Rhaena que quiere abrir el baile? —comentó en una charla en voz baja entre ellas dos.

—Lo hizo, pero le dije que era mejor esperar otra ocasión.

—No quiero ser mala, pero es bastante mala aún.

—Daeron me comentó que él con Saera han bailado en un evento en Oldtown y que ambos eran muy buenos, pensaba que sería una buena idea si ellos vienen a practicar. Quizás eso los motive —mencionó mirando al par bailar.

—Yo pensaba en pedírtelo a ti y a Aemond, pero tu idea no suena mal. Aegon es bueno bailando sólo si lo hace con alguien que lo guíe, como tú, pensaba que quizás Rhaena tenga el mismo problema. Lo importante es que el baile lo abras tú con Aegon como siempre.

Sangre TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora