[13: UNIÓN]

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UNIÓN

«¿Qué nos unía a las personas? Depende a quién le preguntaran la respuesta era diferente: era la sangre, el parentesco, el cariño, el tiempo juntos, lo vivido, el parecido, etcétera. Aemond sintió por primera vez que estaba unido a alguien cuando reclamo a Vhagar, esa bestia le dio algo especial que nunca antes nadie le había dado, el sentirse al fin conectado, en sintonía, sentirse seguro, algo que nadie en su familia había conseguido antes, excepto hasta ese día, dónde se sintió uno con Morgan, cosa que ni con su esposa había pasado».

Aemond había llegado hasta el salón dónde una mesa estaba preparada con una abundante cena para todos ellos; Rhaenyra estaba sentada en la punta, su hermana usaba un vestido rojo con joyería dorada, cada pieza tenía incontables detalles que se veían increíbles, uno de sus brazaletes de dragones tenía hasta escamas esculpidas, al igual que en la silla en la cuál estaba sentada, la única de su tipo en todo el salón; a su mano derecha estaba Daemon quién charlaba con Baela que estaba a su costado; al lado izquierdo de la heredera se encontraba Joffrey, a él recién lo veía, según su hermana es porque, dada su repentina llegada, no estaba listo a tiempo para presentarse, en realidad se había quedado con Lucerys en su cuarto; Rhaena estaba sentada luego de su hermanastro, notaba como veía a su hermana con ciertos celos. Recordaba que en una de las cartas de su primo habló de que Baela ignoraba a Cery, por eso es que se sentó lado de Rhaena, ella parecía contenta por eso. Joffrey parecía molesto con su presencia, tanto como Aemond recordaba que Lucerys le había sacado un ojo, él recordaba como lo había empujado a excremento de dragón con sólo tres días del nombre por intentar impedir que se monte a Vhagar; las hijas de Laena nunca sintieron algún tipo de molestia, fuera de que ni su padre ni ellas asistieron al velorio de su tío, la verdad en ese tiempo Baela ya tenía un dragón así que no le preocupaba que alguien más reclamara a la dragona, y Rhaena, bueno, ella nunca hubiera reclamado a un dragón adulto, y en la actualidad tenía un nuevo huevo que le había regalado su madrastra, salida de una camada de Syrax, esperaba que ésta cría no falleciera como la otra.

La mayoría de las charlas de esa noche fueron triviales o por pura cortesía, hasta que Rhaenyra, evidentemente buscando desquitarse de Daemon, tocó un tema incómodo.

—Me sorprende que aún no tengas un hijo.

Daemon casi se atraganta con la comida.

—No queríamos apurar las cosas, pero Visenya esperaba que lo intentáramos pronto.

—Aegon y Helaena tuvieron mellizos al primer intento, Jaehaerys y Jaehaera ¿cierto?

—Sí.

—Y yo también, así que no me sorprendería que siendo nuestro hermano también tuvieras mellizos.

Sí, Jacaerys y Lucerys eran mellizos, nacidos en la misma época que Saera y Ceryse, mientras Daemon dejó en cinta a Syra, el hecho de no haber cogido con Rhaenyra había molestado a la princesa que encontró rápidamente alguien que compartiera su lecho con ella, nada más y nada menos que sir Harwin Strong, para cuando se casó con sir Laenor ella ya estaba en cinta.

—Sería curioso, sin embargo no lo desearía, no quisiera que el primer embarazo de mi esposa sea uno tan complicado.

Daemon no sabía si estar furioso porque hablarán de darle nietos, o aliviado de que al menos Aemond era un esposo decente, bueno, claro que no era consciente que acababa de coger con Morgan.

Cuando Aemond volvió encontró que su primo seguía durmiendo, había un plato en la mesa con comida que no había ni siquiera tocado. No perdió oportunidad para seguir curioseando mientras se quitaba el parche y la ropa de a poco, en el escritorio, ocultó entre varias cosas encontró un recorte de un libro, en la hoja se encontraba el rostro y el nombre de sir Laenor Velaryon, los celos e ira que sintió en ese momento fue enorme, lo hizo un bollo antes de lanzarlo a la chimenea. Tenía el ceño fruncido hasta que notó sus brazos, estaban llenos de marcas de dientes, todas las veces que Morgan lo había mordido, pasó uno de sus dedos por unas de ellas, aún dolían al presionar pero eso lo hizo sonreír, se giró y fue a la cama, destapó al joven y vio su cuerpo tan marcado como el de él.

Sangre TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora