[46: CORTEJO Y COMPROMISO]

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CORTEJO Y COMPROMISO

«Si había algo que le gustaba a las mujeres en Westeros era la etapa del cortejo, aquel en el que un pretendiente demostraba que tan buena elección sería para la dama. Con el esfuerzo debido y un poco de suerte, el resultado era un compromiso que terminaría en el tan preciado momento de la boda.»
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Saera buscó a su madre por todo el castillo hasta que la encontró en el salón del consejo con la compañía de su padre y el consejero de los rumores (Larys Strong), al parecer estaban en una reunión privada para discutir los temas sobre la lealtad de todos los que estaban sirviendo en aquel castillo. Se quedó esperando detrás de la puerta hasta que ella saliera, charló con uno de los guardias hasta que eso pasó.

—Hija, ¿está todo bien? —preguntó al verla esperándola.

—Sí, sólo quería pasar tiempo contigo.

—Bien, tu padre y yo estábamos por almorzar en mis aposentos, nos agradaría que nos acompañaras —mencionó acariciando su mejilla.

—Eso me parece perfecto.

—Ya que pretendes sacarnos información nosotros también lo haremos —agregó Daemon que llegaba por detrás de Syra.

—Yo no tengo nada para contar —se defendió mientras comenzaba a caminar.

—¿No? Supongo que entonces no tienes nada que ver con el viaje adelantado que hizo Lucerys —relató con sarcasmo su padre.

—Yo no lo eché.

Y eso era cierto.

—Viserys tampoco es que echó a Rhaenyra —volvió a hablar.

—Si ella encontró más oportuno irse, es porque quizás era lo mejor.

—¿Lo mejor para quién? —insistió.

—No estamos muy lejos de mis aposentos, creo que podemos dejar ésta charla para otro lugar que el medio del pasillo —interrumpió Syra.

Claro que le interesaba saber más de eso, no iba a negarlo, pero nunca era inteligente hablar a la ligera de cualquier cosa a oídos de todo el mundo.

—¿Por qué una boda tan privada?  —preguntó cuando llegaron sin darle tiempo a su padre de decir nada.

—Eso te lo debería responder tu madre —habló mientras se sentaba en la mesa.

Las criadas ya habían dejado todo servido y agregaron un plato con una copa para Saera.

—Te escucho —dijo la joven sonriente mientras se servía de la bandeja del cerdo que estaba al medio.

—He esperado más años de los que tiene tu hermano mayor para casarme con tu padre, hemos vivido una vida juntos entre peleas y reconciliaciones, quiero que al casarme sea algo donde pueda ser yo, dónde lo pueda compartir con quienes quiero, no con un montón de estirados con opiniones estúpidas sobre absolutamente todo. —Tomó un sorbo de vino—. Casarme no significa para mi lo mismo que lo hacía cuando llegue a King's Landing, en ese tiempo confiar en el simple amor de Daemon no era suficiente. Irme con él y abandonar todo lo que había conseguido tenía una alta probabilidad de salir mal para mí, podría quedarme sin nada. Así que un casamiento significaba seguridad, pase lo que pase no quedaría a la deriva, y eso me haría sentir como la «chica indicada» a quién realmente eligen por sobretodo. En ese momento una boda gigante habría sido más de lo que hubiera soñado, que todos vean que al fin Daemon me había elegido, que estaría siempre bajo su protección, o al menos la gente lo creería y se alejaría de mí, no me metería en problemas y tendría una vida asegurada...

Sangre TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora