[26: JAZMÍN]

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JAZMÍN

«El jazmín se destaca por sus flores blancas y por su aroma. Representa a la verdadera belleza, así como a la maternidad y por encima de cualquier otro significado, el jazmín simboliza el amor. Los efectos de su aroma son antidepresivos, relajantes e incluso ayudan a quitar el insomnio. Sin dudas, para Aegon, Gael era un Jazmín»

 Sin dudas, para Aegon, Gael era un Jazmín»

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Dos lunas desde la llegada de Daemon.

Gael caminaba por el pasillo temprano, iba en dirección al cuarto de Helaena cuando Aemond la tomó del hombro, la colocó y acorraló contra la pared. El antebrazo del príncipe estaba apoyado contra el muro justo arriba de la cabeza de ella, y su cuerpo se inclinaba contra Gael. Hubiera intimidado a cualquier mujer con eso, a ella no.

—Veo que tienes tiempo libre para perder, yo no, así que apártate —mencionó tranquila.

—Deja de ignorar a Baelon.

—Ese tema no es asunto tuyo.

—Claro que lo es, él... es importante para mí.

—No deberías decirlo en voz alta.

—Es mi primo, no hay nada de malo en eso —recalcó.

—Como sea, es mi hermano, lo que pase entre nosotros no es asunto de ningún primo.

—Mira, no voy a repetirlo otra vez, no te estoy consultando qué quieres hacer, te lo estoy ordenando —habló con voz firme y puso su otro antebrazo en la pared para bloquearle cualquier camino.

La distancia entre ellos era mínima, y el olor a flores inundó sus fosas nasales, era simplemente exquisito, y él no estaba seguro si venía de su cabello, de su piel, o de ambas. Nunca había estado tan cerca como para sentirlo, pero sin dudas era lo más rico que había olido en su vida, ¿sería un perfume? ¿cremas? ¿habría estado cerca de las flores? Quizás si usaba en secreto las coronas que Baelon le hacía.

—Jazmín —musitó ella—, sabiendo eso ¿podrías dejar de olfatearme?

Aemond se sintió totalmente avergonzado, pensó que simplemente lo sentía por su respiración, no que había estado tan descaradamente olfateando, ahora que lo notaba estaba casi hundido en los cabellos de ella, los que estaban cerca de su oreja, la simple idea de que lo haya escuchado olfatear lo avergonzaba de una manera descomunal. Sin embargo no se separó, no quería hacerlo.

—Habla con Baelon —insistió con voz gruesa.

—Si consigues que él hable con Aegon consideraré hablarle —musitó.

Ella lo apartó con la mano en su pecho y agachó la cabeza para pasar por debajo de su brazo e irse. El príncipe no era consciente de que Gael era extremadamente débil, y que no había ejercido ni el mínimo de fuerza para moverlo, él simplemente se había movido ante su suave toque, como si su cuerpo estaría dispuesto a obedecer cada mínimo capricho de la joven, no era la primera vez que pasaba, y él ni estaba enterado.

Sangre TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora