[21: VUELTAS DE LA VIDA]

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VUELTAS DE LA VIDA

«A veces las cosas no salen como uno esperaba, tan esperanzados de que el futuro vendrá lleno de luz, que uno nunca estaría preparado para cuando las nubes tapen el sol y la lluvia inunde todo sentimiento agradable, la realidad a veces golpea muy fuerte a las ilusiones basadas en la esperanza. Pero quién sabe, quizás después de una tormenta se encuentre un hermoso arcoíris, aunque tal vez sea difícil de aceptar para ese momento, quizás uno ya lo podría ver hasta con recelo».

A la mañana, Gael, observó por la ventana a Vhagar acercarse a la capital. Sonrió ampliamente ante la idea de volverlo a ver, Aegon decía que había pegado un buen estirón y que el entrenamiento había comenzado a hacer efecto en su cuerpo. Sentía curiosidad por cómo se vería, aún tenía la imagen fija de Aemond llevándolos a volar.

Como era normal de todas las mañanas a esa hora, ella ya estaba terminando de arreglar el cabello de Helaena, es entonces cuando Visenya entró en el lugar luego de anunciarse.

—Hel, ¿puedo pedirte un enorme favor?

—Por supuesto que sí —respondió en tono amable mientras la miraba a través del espejo.

—Sé que debes estar muy emocionada de recibir a tu hermano, y me da mucha vergüenza pedirte ésto, pero como no le he dicho aún nada sobre mi embarazo quería saber si podrías darme tiempo a que le de la noticia y hable personalmente con él, prometo decirle que venga a verte al finalizar.

Gael no dijo nada, simplemente terminó de trenzar el cabello de su prima y se apartó para ver a los niños. No toleraba aquel descaro y estaba sumamente furiosa sin embargo su cara no expresaba nada en absoluto. Era buena guardando secretos, pero ese en especial la irritaba de manera descomunal.

Saera, por su parte, sin saber del asunto y con menos problemas con ella, simplemente terminó de ajustar las cintas en el vestido de Helaena sin interferir en su conversación, hasta un punto intentaba pensar en otras cosas para no inmiscuirse en sus asuntos privados. Como su dama de compañía, en realidad, sería normal que escuchara, que luego platicaran de eso y quizás hasta darle consejos u opiniones, pero la menor consideraba que Helaena aún no tenía aquella confianza con ellas.

—Oh, no te preocupes por eso, habla tranquila con él, sé que mi hermano estará más que fascinado con la idea de ser padre, y su prioridad será saber de eso qué venir a hablar conmigo de cosas triviales —respondió sonriéndole.

—Muchas gracias, Hel, lo aprecio mucho.  —Sonrió tan falsamente como siempre y se marchó.

Saera le estaba acomodando la parte de abajo del vestido y la capa interior de la falda de la princesa mientras ésta la miraba con un brillo en los ojos. Gael miraba eso desde lejos, no iba a emitir juicios sobre las cosas que hacía su hermana, pero era curioso que tuviera a Helaena tan interesada en ella después de hablar de lo que era la indecencia, porque sí, ella también notó que Saera la solía ver de la misma manera.

Las horas pasaron, mientras estaban bordando y charlando, o al menos Saera y Helaena lo hacían, la puerta se abrió luego de que Aemond se anunciara. Gael casi se levanta de su asiento sólo para abrirle, realmente quería verlo y tuvo que contenerse para no hacerlo.

—Hermana —musitó con una sonrisa demasiado pequeña, parecía estar intentando disimular que estaba disgustado por algo.

—¡Aemond!

Helaena se había levantado e ido a abrazar a su hermano, Gael aprovechó para mirarlo atentamente, era alto y apuesto, ya no era aquella lindura de un niño, no, ahora era la belleza de un hombre. Se le pintó una sonrisa leve en el rostro, aún más cuando él pidió hablar exclusivamente con ella. Salió tan ilusionada que nadie creería la bofetada de realidad que estaba por golpearla.

Sangre TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora