En el ojo del huracán.
Layla.
–Azael y yo nos queremos casar. —suspira Claudia.
Nos encontramos sentadas en la terraza de una cafetería comercial, las calles están concurridas, personas dirigiéndose a las grandes tiendas departamentales, algunas a comprar ropa, otras a un salón, o al spa.
–Ya Azael tiene sus padrinos. —no tiene ni que decirlo, es mas que obvio quienes son. –Y bueno, solo espero que te eches un novio apuesto y educado para que sean mis padrinos.
Me apunta con la pajita de su malteada.
–Pero, ¿No es muy pronto para que se casen? Es decir, se conocen hace bien poco. —señala Amanda y le doy la razón.
–Puede ser, pero siento que sí es la persona indicada, siento esa complicidad que tanto he buscado, Azael me transporta a un mundo totalmente diferente y maravilloso, no soy una niña como para inventarme ilusiones, nos amamos, lo sabemos y queremos casarnos.
Platicamos un rato y finalmente nos adentramos en la enorme tienda con la marca "Victoria Secret's" colgada en lo alto del establecimiento, ya lanzaron una nueva línea de lencería y no pudimos esperar para venir a comprar.
Recorremos la tienda de tres pisos, no hay muchas personas a pesar de haber una nueva colección, a estos lugares solo vienen personas adineradas y por la educación y el prestigio no se hacen aglomeraciones, también teniendo en cuenta lo enorme del lugar.
Me pierdo entre los estantes, en mi canasta echo un poco de todo, tangas, ligueros, sostenes, medias, sigo mi recorrido deteniendome delante una de las prendas de la ultima colección, me quedo embobada mirandolo, es un conjunto de encaje blanco transparente, un sostén de tirantes delgados que cruzan en el abdomen y enganchan en las minúsculas bragas de hilo.
–¡Es hermoso! —exclama Claudia a mi lado.
–A ti no te queda Clau, es blanco, para alguien puro, tu eres lo suficientemente corrupta ya.
La molesta Amanda y mi amiga la mira con indignación.
–¡Oye! —la regaña. –Que me voy a casar.
–Seguirás teniendo el alma sucia. —Ami se encoge de hombros haciendo enfadar a Claudia.
Las dejo en su pequeña discusión tomando el conjunto, Claudia elige el mismo y Amanda uno bien parecido pero rojo llamativo.
Pagamos todo y salimos de la tienda, Claudia se despide asegurando estar en casa temprano para nuestra noche de chicas, ya la necesitaba, una noche solo con mis amigas, haciéndonos pedicura, comiendo comida chatarra para luego quemarla en el gimnasio, hablando de todo un poco y viendo alguna película random.
–A mi no me engañas. —susurra Amanda cuando subimos a mi auto. –Te compraste eso para una noche salvaje con Daniel.
–No, lo compré para mí, desde que tengo tarjeta de crédito compro mi ropa interior sexy, porque me hace sentirme aún más sexy de lo que soy.
No dice nada durante el camino y el silencio lo remplazo por alguna canción que suena en la radio.
Llegamos a casa y dejo las bolsas en el sofá cerrando la puerta.
–Vamos confiesa. —Amanda me pincha el brazo. –Lo compraste para el señor de las tinieblas, aunque debería de haber sido rojo o negro, el blanco no va con él.
Ruedo los ojos.
–Deja de ponerle apodos Amanda, por favor.
–Es que le quedan muy bien.
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Placer y Obsesión
Teen FictionLayla regresa a Witko finalizadas sus vacaciones en Hawaii la tierra donde reside su padre. En su regreso al trabajo en la Academia Pembrook, unidad militar que pertenece a su apellido, una Academia que recluta y prepara soldados para la disposición...