¡Sorpresa!
Layla.
–Ser una mujer fitness no es lo mío. —se queja Amanda bajándose de la bicicleta estática.
–Ni lo mío. —se le une Claudia secando el sudor de su frente en el banquillo del gimnasio.
–Son un par de flojas, deberían entrenar más. —bufo terminando mi rutina de pesas.
–No soy una Teniente encubierta de la CIA, solo soy una simple abogada que teme morir de un infarto si continúa cinco minutos más sobre esa máquina. —dice Claudia horrorizada señalando la bicicleta.
Ruedo los ojos y termino de entrenar, salimos del gimnasio y atravesamos el parque, estoy cansada, el sudor corre por mi espalda y muslos.
–¡Tomemos helado! —exclama Claudia con entusiasmo y se aleja hacia el puesto de los helados dejándome sola con Amanda.
–Ultimamente te ves mejor, podría jurar que percibo cierto brillo en tus ojos, ¿Algo nuevo que deba saber? —Amanda me mira con picardía y niego.
–No ha sucedido nada de lo que te imaginas.
–¿Y que es lo que me imagino? —me pica el hombro con curiosidad.
–No lo sé pero no es nada de eso.
–¿Segura?
–Ujum.
Doy por zanjado el tema cuando Claudia se acerca hacia nosotras con tres conos de helado.
–Estaba pensando hacer pollo para la cena. —comenta Claudia con emoción.
–No, de eso nada, ordenamod pizza o comida china. —sentencia Amanda y la apoyo.
######
El claxon de un auto me hace bajar las escaleras en pijama, Amanda está frente a la ventana y señala con una típica cara de me debes una explicación.
–Creo que en realidad si pasó lo que me imagino y hasta lo que no.
–¿De que hablas?
Me acerco a la ventana y caigo en cuenta, Daniel está recostado a la puerta de su Mercedes.
–Mierda. —susurro por lo bajo. –¿Sabes lo que pasará si Claudia lo he aquí?
–Tranquila, se está duchando, yo me encargo de que no lo vea, tú sal antes de que salgan todos los vecinos a reclamar por el escándalo.
Salgo a la calle y el aire frío me hace abrazarme a mi misma, llego a su altura y nos reparo con algo de vergüenza, el en traje negro de tres piezas y zapatos caros, yo en pijama y zapatillas de consejitos, el oliendo a Chanel y yo a gel de baño.
–Cambiate, necesitamos tener una reunión.
–¿A las nueve de la noche? —alzo una ceja extrañada.
–Tienes veinte minutos.
Sin darme tiempo a refutar sube a su auto y abandona mi calle, resoplando entro a mi casa dando un portazo.
–¿Y? —Amy me espera en la puerta. –¿Que quería?
–Una reunión de trabajo en veinte minutos, ¿Puedes creerlo?
–Si, tu cabalgando sobre su miembro.
–¡Amanda! —la regaño.
–Lo siento, ya yo te he dado mi opinión sobre esto, consejos de mi parte no te han faltado, ya lo que hagas es bajo tu responsabilidad.
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Placer y Obsesión
Teen FictionLayla regresa a Witko finalizadas sus vacaciones en Hawaii la tierra donde reside su padre. En su regreso al trabajo en la Academia Pembrook, unidad militar que pertenece a su apellido, una Academia que recluta y prepara soldados para la disposición...