Capitulo 35

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Infierno.

Layla.

Mis ojos curiosos indagan en la habitación de Ian, observando el estante con trofeos ganados gracias a las victorias en los campeonatos de fútbol a los que ha asistido durante los últimos seis años, todo está en perfecto orden, los libros en su lugar, la cama hecha, el cuarto ambientado.

Recuerdo como si fuese ayer la primera vez que visite esta casa, sigue tal y como la recordaba, con la misma decoración y los muebles en el mismo sitio.

Me siento en la cama esperando por Ian y la bebida que fue a buscarme, tomo el cuadro enmarcado que reposa en la mesita de noche al lado de la cama, es una foto de nosotros, del día del concierto, cuando mi vida era más simple y el único fantasma que me atormentaba era Brandon, pero con el cual podía vivir sin sufrimiento, solo con el recuerdo y la nostalgia de su ausencia.

Fue unas semana después de que Amanda nos presentara, estaba tan nerviosa, ese chico de cabello castaño me gustaba mucho y me ponía horriblemente nerviosa a su alrededor y él lo notó, fue paciente, no presionó y hasta ahora lo sigue siendo.

Aún recuerdo sus manos acariciando mi cuerpo mientras sus labios envolvían los míos, no de una forma lujuriosa, todo de manera ingenua y sutil, haciéndome sentir segura y tranquila.

Esa noche quedé encantada con Ian, le mentía a las chicas diciendo que era algo de un día, un entretenimiento para los dos, pero mi corazón se desbocaba cada vez que pensaba en él, le sonría al celular como tonta cuando recibía un mensaje suyo, los nervios se apoderaban de mí cuando lo tenía cerca, quería que fuera mi novio, que me besara a toda hora, quería sentirlo contra mí.

Pero aún estaba lo de Brandon, mi corazón no se recuperaba del todo, él me quería para algo serio también y yo tenía ese miedo de volver a enamorarme y sufrir una nueva perdida, tanto física como sentimental y cuando mis sentimientos fueron tomando intensidad, me alejé, no estaba enamorada, pero aún así me alejé.

Y entonces llegó Daniel, era lo que necesitaba en ese momento aunque no lo aceptara, algo sin ataduras, coger sin sentimientos, yo necesitaba coger, sentirme deseada y no tener miedo a un corazón roto, pero lo que tanto temia pasó, terminé enamorándome, de la persona menos indicada y entonces comenzó mi sufrimiento.

La presencia de Ian corta mis pensamientos y me entrega el vaso de jugo tomado lugar a mi lado.

–¿Cómo estuvo tu día? Te he extrañado tanto. —deja un beso corto en mis labios.

–He tenido mucho trabajo, estoy bastante agotada.

–Necesitas vacaciones..

Asiento y me pierdo en sus caricias en mis muslos, son sutiles y para nada intencionadas, pero termina erizando esa zona.

Mis manos viajan a su torso desnudo y lo acaricio con la misma lentitud que él lo hace, estamos a punto de besarnos cuando la puerta es abierta abruptamente.

Miro a Ian queriendo una explicación del porque una mujer entra a su habitación como si nada, ella se ve joven, de cabello negro y corto a la altura de su cuello, su vestimenta es juvenil y oscura al igual que su maquillaje.

–¡Oh! Cuánto lo siento, no sabía que estarías ocupado.

Pero eso no la hace detenerse a la hora de seguir y lanzarse en un sillón esponjoso que hay en la esquina de la habitación, saca su celular y se mete en el ignorando todo a su alrededor.

¿Esto es normal?

Presentaciones por favor.

–Hola Sammy. —Ian la saluda.

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